Pedro Sánchez cumplió con lo previsto y este lunes oficializó el nombramiento de Sara Aagesen (Madrid, 1976) como nueva vicepresidenta tercera y ministra para la Transición Ecológica y el Reto Demográfico. La sustituta de Teresa Rivera, ingeniera química por la Universidad Complutense de Madrid, asume el cargo con un visible historial en sostenibilidad, transición energética y lucha contra el cambio climático. Su perfil técnico y riguroso, según el presidente, asegura la continuidad del enfoque "profesional y experto" que caracterizó a su antecesora, ahora comisaria europea.
Un camino trazado por la ciencia y el compromiso ambiental
Hija de padre danés, Aagesen se ha destacado como pionera en un sector históricamente dominado por hombres. En 2002 se unió a la Oficina de Cambio Climático, donde desempeñó un papel crucial como negociadora en la Convención Marco de Naciones Unidas sobre el Cambio Climático (CMNUCC). También colaboró con organismos internacionales como el IPCC, la ONUDI y el Centro y Red de Tecnología del Clima (CTCN), consolidando su reputación como experta en innovación tecnológica y sostenibilidad. Entre sus logros más destacados figuran la creación del Plan Nacional Integrado de Energía y Clima (PNIEC) 2021-2030 y la Estrategia a Largo Plazo 2050, documentos que guían a España hacia la neutralidad climática. Por este trabajo recibió en 2013 la Cruz de la Orden Civil del Mérito Medioambiental.
Una mujer de familia, música y vocación docente
Fuera de su vida profesional, Sara Aagesen es una madre orgullosa de dos hijos, un niño y una niña, quienes, según confesó en una entrevista a la revista Ambienta, son su mayor motivación: "Mis hijos son una fuente renovable de sonrisas y energía". En su tiempo libre, encuentra refugio en su gran pasión: la música. Su colección de vinilos es testimonio de un gusto variado y una conexión íntima con este arte. Aagesen también considera que, de no haberse dedicado a la ingeniería química, habría optado por Biología, pues le apasiona el mundo académico y su capacidad para impulsar la transición energética. Su color favorito es el verde, un símbolo de su compromiso medioambiental, y admira al personaje histórico Blas de Lezo, uno de los mejores estrategas de la historia de la Armada española, a quien define como un ejemplo de resiliencia frente a la adversidad.
Un legado ambiental familiar
El compromiso ambiental de Aagesen tiene raíces familiares. Su suegro, Fernando Fernández-Polanco, fue un reconocido investigador en gestión de residuos y pionero en la digestión anaerobia. Este legado lo continúa su esposo, Diego Fernández-Polanco, fundador de la start-up teCH4+, que desarrolla soluciones limpias para el tratamiento de residuos a través de hidrólisis térmica. La empresa ha llevado a cabo proyectos en ciudades como Valencia y Sevilla, y en ella también trabaja Erik Aagesen, hermano de la ministra, como director técnico. La familia reside en la zona del lujo del norte de Madrid de La Moraleja, un barrio donde Aagesen creció y en el que sigue viviendo desde que adquirieran una casa en 2017. Según su declaración de bienes de 2021, publicada en el BOE, la ministra contaba con un patrimonio inmobiliario valorado en 282.924 euros, además de 50.000 euros en su cuenta bancaria.
Rompiendo techos de cristal en el sector energético
Aagesen es consciente de las barreras que enfrentan las mujeres en sectores tradicionalmente masculinizados como el energético. "Afortunadamente, la sociedad se va abriendo, pero aún existen sectores estructuralmente desiguales", afirmó en una entrevista. Para ella, la clave está en visibilizar a las mujeres del pasado y del presente que han contribuido al desarrollo energético. En este sentido, Aagesen no solo quiere liderar la transición ecológica desde un punto de vista técnico, sino también humano, promoviendo la equidad de género y garantizando que la transición sea justa: "No podemos dejar a nadie atrás". Sara Aagesen llega al ministerio con un perfil sólido y un enfoque que combina conocimientos científicos, pasión por la innovación y sensibilidad social. Su designación no solo refuerza el compromiso del Gobierno con la lucha climática, sino que también aporta un enfoque humano y familiar al liderazgo político. Como figura pública, Aagesen se convierte en un referente para las niñas interesadas en carreras STEM (ciencia, tecnología, ingeniería y matemáticas) y para quienes aspiran a romper techos de cristal en sectores como el energético. Su vida, marcada por el amor por la música, la familia y el medioambiente, refleja el equilibrio entre lo personal y lo profesional, un atributo que la define como líder en un momento crítico para el planeta.