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José Ignacio Goirigolzarri deja la presidencia de CaixaBank: mucho más que banquero y humanista

La reina Letizia y Goirigolzarri, en una reunión del patronato de FAD.

Esta semana, José Ignacio Goirigolzarri ha anunciado su renuncia a la presidencia de CaixaBank a sus 70 años, una noticia que ha resonado con fuerza en el sector financiero español. Considerado uno de los banqueros más brillantes y respetados, Goirigolzarri se despide dejando una huella profunda y positiva en un ámbito que pocas veces puede enorgullecerse de contar con figuras de una integridad tan incuestionable. Su sustituto será Tomás Muniesa.

A lo largo de su carrera, Goirigolzarri ha demostrado una vocación de cercanía y empatía, rasgos que no siempe se asocian a un alto ejecutivo del sector bancario. Así lo recuerda Juan Emilio Maíllo, periodista y exdirector de comunicación externa de Bankia, quien compartió en redes sociales una anécdota que refleja el carácter sencillo de Goirigolzarri. "No me llames presidente, llámame José Ignacio", le dijo cuando se conocieron en 2012, un año especialmente difícil para Bankia, en el que la crisis financiera mundial afectaba seriamente a la entidad. Aquel gesto de humildad marcó el inicio de una relación profesional y personal que Maíllo describe como una fuente constante de enseñanzas y respeto.

Nacido en Bilbao, Goirigolzarri estudió en los jesuitas y se licenció en Económicas por la Universidad de Deusto. Desde joven mostró una faceta humana y cercana que ha mantenido a lo largo de su vida. En sus años escolares, practicó el balonmano y, aunque ya no lo juega, conserva un estrecho lazo con sus antiguos compañeros de equipo. Actualmente, su pasión por la montaña lo lleva a recorrer los parajes de su tierra natal y la Sierra de Guadarrama, donde encuentra en cada cima un nuevo desafío personal y un momento de reflexión.

Goirigolzarri también es un amante de la filosofía, la lectura y el arte. Dedica tiempo a estudiar a los grandes pensadores junto a su amigo Santiago Eguidazu, presidente de Alantra, con quien comparte clases de filosofía en sus ratos libres. Además, se declara un gran admirador de Velázquez y de su obra "Las Meninas", una pintura que describe como "una maravilla" por su complejidad y profundidad.

En el ámbito familiar, Goirigolzarri está casado desde hace más de 40 años con Isabel Artaza Bilbao, empresaria con quien ha formado una familia muy unida. Sus hijos también destacan en sus respectivas áreas: Jon es abogado y socio en el prestigioso despacho Garrigues, y Josebe es cardióloga en un hospital público en Madrid. A pesar de vivir en la capital, la familia mantiene su vínculo con Bilbao, donde siempre han estado empadronados.

Durante la pandemia, Goirigolzarri dio un ejemplo de compromiso al acudir a su oficina en las Torres Kio cada día, mientras los empleados de CaixaBank seguían trabajando en sus oficinas como un servicio esencial. "Para mí era algo simbólico estar aquí", confesó en una entrevista, un gesto que sus colaboradores destacan como muestra de su responsabilidad y respeto hacia su equipo.

Ahora que se despide del cargo, colegas y colaboradores describen a Goirigolzarri como un profesional sereno, respetuoso y de una calidad humana extraordinaria. Su legado, tanto en el plano personal como profesional, deja una profunda impresión y una referencia de ética en el sector financiero español. "Me voy con los objetivos de la fusión cumplidos", nos decía en su despedida.

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