La cantante Isabel Pantoja se encuentra en Madrid y no por motivos profesionales, sino por unos asuntos relacionados con su salud. Isabel Pantoja llega a la capital en pleno tsunami mediático tras la entrevista que concedió su hija en el programa De Viernes, en Telecinco, y donde ofreció un relato digno de una película de terror.
Isa Pi recordó algunos de los momentos más amargos de su biografía y especialmente los relacionados con su intimidad. A los 16 años, su hermano Kiko decidió obligarla a ir a un ginecólogo con el fin de saber si había perdido la virginidad. En boca de Isa, revivir esos momentos que son humillantes, y que encima no lograron su propósito porque el médico se negó a cumplir con el deseo del Dj, fue como volver a esa adolescente que empezaba a vivir y a sentir a la vez que notaba como en su familia no estaban dispuestos a tolerar que viviera como cualquier joven de su edad.
La presencia de Isabel en Madrid no se debe a la más que anunciada mudanza, que cada dos por tres se asegura se va a producir, sino a un motivo de su salud del que no podemos entrar en detalle precisamente porque corresponde a su intimidad.
Isabel no vive al margen de lo que ocurre en su familia y aunque no se regodea en el detalle, si sabe perfectamente que su hija estuvo en la que se considera su entrevista más desgarradora y que arrancó las lágrimas. No solo las suyas, sino también las de algunos de los asistentes a dicho espacio.
La cantante no mantiene ningún tipo de relación con sus hijos como tampoco con sus nietos y hoy su única ilusión es saber que su sobrina Anabel va a ser madre de una niña en muy poquito tiempo. Pues precisamente es Anabel la única de la familia que puede hablar con todos y tener informados de lo que ocurre en cada casa. Fue Anabel quien le iba dando a Isabel el parte médico del ingreso hospitalario de su hija por una apendicitis y también la que ahora ha hablado con su prima después de su entrevista televisada y por supuesto bien remunerada.
Lo que Isa Pi no perdona a su madre es que no acudiera a ese hospital cuando estuvo cinco días ingresada y si lo hiciera el día que su hermano Kiko sufrió un ictus. Aquella vez la tonadillera no dudo en coger el coche y plantarse en la habitación de su hijo, quien terminó echándola del hospital y diciéndole que no volviera. Esta vez Isabel no se movió de Cantora ni apenas salió de su dormitorio. Fuentes cercanas a la artista hablan incluso de un cierto distanciamiento con su hermano Agustín por el interés que esté muestra en que se muden a Madrid y la reticencia de Isabel a salir de la finca que heredó de su difunto marido Paquirri. Veremos qué decisiones toma en esta semanas y qué ocurre si Isabel tuviera que pasar por un hospital donde veríamos si sus hijos acuden a interesarse por su estado o incluso si les dejan entrar. Desde luego, los Pantoja son el clarísimo ejemplo de lo que supone una familia desestructurada y con muy pocas posibilidades de una posible reconciliación.
