Angie Dickinson, una de las grandes figuras del cine y la televisión, cumple 93 años, y no hay mejor momento para recordar su extraordinaria carrera. Aunque participó en más de 50 películas y numerosas series, su papel en la serie de televisión de los años 70, La Mujer Policía, es el más icónico de su trayectoria.
Gracias a este personaje, Dickinson se convirtió en un emblema de la televisión y allanó el camino para heroínas televisivas como Los Ángeles de Charlie o La Mujer Biónica. A pesar de su éxito, la actriz lamenta haber participado en la serie: "Me robó cuatro años de mi vida", confesó en una entrevista, alegando que nunca recibió la compensación económica que merecía.
Sus comienzos: Del concurso de belleza al estrellato
Nacida en 1931 en una familia que respiraba cine, Angie pasó su infancia en una sala de proyección, ya que su padre era proyeccionista. Su carrera despegó en 1953, tras quedar segunda en un concurso de belleza que le abrió las puertas de la televisión. Fue en esos años que conoció a Frank Sinatra, con quien mantuvo una relación durante una década, aunque nunca se casaron. "Su estilo de vida era demasiado complicado para mí", explicó en su momento.
El éxito en el cine y el ascenso al estrellato
Dickinson comenzó en el cine a mediados de los años 50 con papeles pequeños. Pronto demostró ser una actriz versátil, resistiéndose a ser encasillada como una "rubia explosiva" al estilo de Marilyn Monroe. Su gran oportunidad llegó en 1959 con Río Bravo, dirigida por Howard Hawks, donde compartió escena con John Wayne. A partir de entonces, su carrera no dejó de crecer.
En los años 60, protagonizó éxitos como La Jauría Humana junto a Marlon Brando, y A Quemarropa, un brutal thriller en el que interpretó a una femme fatale. Su química con grandes nombres como John Cassavetes y Lee Marvin la consolidó como una de las actrices más respetadas de la época.
El legado de la mujer policía
A principios de los 70, Dickinson aceptó protagonizar La Mujer Policía, serie que se emitió en más de 70 países y motivó a muchas mujeres a unirse a las fuerzas policiales. Aunque la serie fue un éxito mundial, Angie confesó que nunca disfrutó del papel y lamenta haber dedicado tanto tiempo a ese proyecto. Sin embargo, su interpretación le valió un Globo de Oro y un doctorado honorario del Departamento de Policía de Los Ángeles en 1987.
La sensualidad madura de los 40
A finales de los 70, Dickinson volvió al cine con Vestida para matar de Brian De Palma, donde, a sus 40 años, encarnó la sensualidad madura como pocas actrices lo habían hecho. Aunque su personaje es asesinado a los 35 minutos de la película, esta obra es uno de los mayores hitos de su carrera.
Declive y tragedia personal
En los años 80, su carrera empezó a declinar y se centró en pequeños papeles tanto en televisión como en cine. Su vida personal también sufrió un duro golpe en 2007, cuando su hija Nicky, nacida de su matrimonio con el compositor Burt Bacharach, se suicidó tras una larga batalla con el síndrome de Asperger. La tragedia apartó definitivamente a Dickinson del foco público.
Un legado que perdura
A lo largo de su carrera, Angie Dickinson ha sido una jugadora apasionada de póker, participando incluso en programas de televisión. Ahora, a punto de cumplir 90 años, Angie mira hacia atrás con humildad y una dosis de humor. "Oh my God, creo que he sido una perra afortunada", declaró, dejando claro que tanto ella como nosotros hemos tenido suerte de disfrutar de su talento.
Sin duda, Angie Dickinson es una de las grandes leyendas de Hollywood, y su legado sigue vivo en el corazón de quienes la admiraron en la gran pantalla y la televisión.
