Con lágrimas en los ojos, más vulnerable que nunca y destapando un drama que hasta ahora había mantenido oculto, Lara Álvarez ha vuelto a ponerse ante las cámaras, esta vez para desvelar el capítulo muy duro de su infancia, el bullying que sufrió en su propia piel cuando sólo tenía 9 años. Lo ha hecho de la mano de la Fundación Cola Cao y su campaña Educando contra el Bullying, en un vídeo que se puede ver en la cuenta de YouTube de la Fundación y que sin duda llega a emocionar por la dureza de su relato.
Según cuenta Lara, todo arrancó cuando a su vida llegó algo muy ilusionante, la posibilidad de presentarse a un concurso de televisión -fue Menudo Show, en Antena 3-. "Siempre me encantó la música desde pequeñita, siempre quise trabajar en televisión y llegó el momento después de muchas llamadas a un concurso, de pasar distintas pruebas a las que nos habíamos presentado distintas compañeras de clase: me seleccionaron para hacer un programa de televisión de niños que cantaban y bailaban. Fui a este concurso y conseguí quedar segunda. Y llegué al colegio con el premio para compartirlo con todos mis compañeros. Y cuál es mi sorpresa que en vez de suponer una alegría, en el momento en el que cruzo la puerta de clase, nadie me hablaba. Yo decía: "¿Pero qué he hecho?". Recuerdo irme a casa muy triste, no entiendes nada…", cuenta la asturiana, antes de recordar que al día siguiente cuando llegó a clase todo fue a peor: "La cosa ya fue física, recuerdo estar en el patio del colegio y recibir balonazos o recuerdo un día en que recibí hasta pedradas, me tiraban piedras. Una vez me pegaron un chicle en el pelo, y que me siguieran hasta el portal de mi casa con insultos era algo muy común. Era una sensación terrible de no saber cómo enfrentar eso a los 9 años", recuerda apenada.

El bullying siguió mucho tiempo, y empezó a recibir amenazas hasta que su madre se dio cuenta de que algo le pasaba. Eso fue su salvación. "Qué suerte poder hablar, qué necesario. Cuántas cosas se entienden cuando de repente puedes sacar todo lo que llevas dentro", cuenta Lara, que además comenta: "Ahí me di cuenta, y tenía nueve años, de que mi salida estaba en todo lo contrario que mis acosadores querían. Los acosadores te aíslan, quieren que te calles, pero ante la duda háblalo, busca tu figura de referencia, que en mi caso fue mi madre y mi padre, pero puede ser un profesor o un amigo que te ayude a sacra la valentía para poder contarlo. Pero no te calles. Haz que lo que te esté pasando se sepa porque es la única manera de salir del problema. Y padres, escuchad, preguntad, confiad, comunicaos", aconseja.
Sin embargo para ella no fue tan fácil acabar con el acoso. Su madre decidió darle la vuelta a la situación y en lugar de cambiar de colegio a Lara, cuando llegó su cumpleaños invitó a toda la clase excepto a las dos niñas que iniciaron el bullying. "Lo hicimos, pero llegó el día de mi cumpleaños y no vino nadie", dijo apenada. Por eso, tras el verano sí buscaron un nuevo centro para Lara. "Y cuando cruzo la puerta de la clase cuál es mi sorpresa cuando veo que una de las dos niñas que empezó la trama de bullying estaba en mi misma clase. Era una pesadilla. Me empezaron los ataques de ansiedad, los dolores de tripa, de cabeza. Al segundo día esa niña estaba con otras dos esperándome en la puerta del cole", confiesa.
Ahí llegó su caída en picado, pues cuenta: "Le dije a mi madre que no tenía fuerza para enfrentarme a eso, me dio un ataque de ansiedad y en ese momento me cambió totalmente la vida. Llegó un señor que voy a recordar el resto de mi vida, Enrique, era el jefe de estudios. Se acercó muy calmado, abrió la puerta del coche y me dijo: "Mira, Lara, nosotros podemos poner todo los medios, podemos castigar a la niña, poner medidas duras, pero hasta que no entiendas que el límite lo tienes que poner tú, esto te va a perseguir toda la vida".
Tras aquel consejo Lara tomó fuerza y se enfrentó a su acosadora. Y acabó con todo. Porque, cuenta "en el momento en el que das el golpe en la mesa, la cosa cambia. Es la otra persona la que se queda aislada, la que de repente se siente débil, la que cree que ya no tiene fuerza, la que ya se queda sin un discurso para poder tirar de la gente que le siga. Porque cuando tú descubres al cobarde que hay tras el acosador, se deshace todo", asegura. Para acabar, dice: "¿Por qué cuento esto 28 años después? El único motivo de compartir toda esta historia con vosotros es intentar ayudaros a entender que del bullying se sale. Que pese a que ahora estéis en un momento complicadísimo en el que parezca que no hay manera de solucionar la situación que estáis viviendo, puede ser una oportunidad enorme para volveros unas personas extraordinarias, porque cuando lo compartáis y descubráis el mundo fantástico que os rodea más allá de las personas que están opacándolo ahora mismo, os va a cambiar la vida".