Como un hombre divorciado y sin ninguna condena pendiente. El nuevo Iñaki Urdangarin se asoma a la portada de Semana para ejercer de anónimo o por lo menos, para intentarlo. Resulta que el ex marido de la infanta Cristina, el "duque empalmado" como firmaba sus correos electrónicos, se ha encontrado con unos reporteros mientras paseaba por Vitoria y de muy buenas maneras y en plan amiguete les ha pedido que, por favor, que ya vale, que ya no está emparentado con los royal, que quiere disfrutar de su vida tranquila y de sus hijos y que le dejen en paz.
Urdangarin no solo se ha divorciado de Cristina, sino que pretende divorciarse de la opinión pública, de la gente, de las cámaras, de los medios a fin de cuentas. Al más puro estilo Agustín Pantoja reclama su anonimato y es que hoy no quiere oír hablar ni de su ex familia política ni de nadie que le recuerde a sus años como yerno del rey emérito. Pues le va a costar conseguirlo. Pero si el hermano de la Pantoja tiene una sentencia que defiende su anonimato a la hora de ganar demandas, pues qué quieren que les diga. Igual hasta Urdangarin también se convierte en un ciudadano sin más que busca un trabajo sin tirar de apellido Borbón.

Cristina Blanco
Pero me flipa Semana, y no solo por 'lo de Urdangarin' sino, sobre todo, por sacar en portada un recuerdo del pasado, a la vidente Cristina Blanco, hoy, otra mujer anónima que vive en una residencia a las afueras de Madrid y a la que presentan con "Sus primeras imágenes tras amputar una pierna". Buff, el titular se me hace bola. Pero es lo que hay. Yo me acuerdo de Cristina allá por los 90 cuando venía al programa de María Teresa Campos y era todo un personaje. Lo mejor no eran sus apariciones públicas, no, lo mejor era como casi todas las que pasaban por la tele luego quedaban con ella para que les vaticinara su futuro.
Incluso algunas le pedían 'trabajitos no muy limpios' que normalmente eran para enamorar o trepar en sus carreras. Hasta Federico Jiménez Losantos habla de Cristina en uno de sus libros cuando recuerda que fue 'la bruja de la COPE' y movía los hilos de muchos poderosos. No diré su nombre por aquello de no hacerle una faena, pero me acuerdo de una compañera que le encargó un trabajito de esos que consistían en congelar a alguien y que luego ese alguien se enteró de ese encargo. Ni qué decir tiene que se lio una bien gorda, pero no transcendió más allá del núcleo duro por aquello de que nadie quería confesar lo que hacían en sus horas libres.
A mí siempre me fascinó algo de Cristina Blanco. Tenía una de esas miradas que envuelven y un don de palabra que engatusa. Pero me caía bien. Luego supe que su hijo, el actor Miguel Ángel Muñoz, le había pedido que se retirara de la prensa del corazón para no salpicar su carrera artística y ella fue generosa y muy madraza y le protegió. Tuvo una serie de problemas serios, pero ahí siempre estuvo su hijo para tapar y evitar más escándalos. Hoy vive retirada en esa residencia y me agrada ver que a pesar de su enfermedad sigue tan coqueta como años atrás. Le encantaban las joyas, la ropa, y en eso veo que no se ha descuidado.
Paloma Cuevas y Luis Miguel
Yo sabía que Paloma Cuevas había decidido pasar el 54 cumpleaños de Luis Miguel a su lado en Las Vegas y esta semana Hola pone imágenes a lo que anuncié en el programa de Sonsoles. La portada no puede ser más perfecta. Paloma y Luis Miguel, los dos de perfil, los dos de gala, los dos repitiendo modelos, y los dos con unas dentaduras y unas pieles que da gloria verlos. Evidentemente esto no es un robado sino un posado en toda regla y un regalo a una revista que siempre les ha cuidado. Ya se sabe que de bien nacido es ser agradecido y tanto Paloma como Luis Miguel se han prestado a compartir su imagen más melosa y tierna. Reconozco que me encantan. Soy así, facilona con la gente que me gusta y sobre todo con la gente que se hace querer. Y ellos, sobre todo Paloma, lo son. Ahora los seguidores y detractores de la pareja se enzarzan en redes con historias, como que si los dos han repetido ropa, que si la foto no es de ese día, que si que si… Pamplinas y ganas de enredar y mover el avispero. A mí me mira Luis Miguel con con los ojos con los que mira Paloma y me paso por el arco del triunfo todos los comentarios. Eso es amor, del bueno, del de toda la vida, y no el enamoramiento como excusa para escaquearse del trabajo que proclama el presidente de gobierno Pedro Sánchez en esa carta que aún nos tiene a todos alucinando. Que se lo va a pensar dice, que no sabe si vale la pena. Y que está enamorado.

Daniel Sancho y Silvia Bronchalo
Pues si quiere pensar que se haga un Silvia Bronchalo y se vaya a meditar ante el gran buda de Koh Samui en Tailandia. Confieso que el juicio de Daniel Sancho me tiene en vilo pero mucho más todavía sus padres y las guerras que se traen. Lo de Rodolfo Sancho no acabo de entenderlo. No sé qué se siente cuando te enteras de que tu hijo ha descuartizado un hombre, pero me parece que las sonrisas y la manera en la que se dirige a los medios es de todo menos cariñosa o humilde. Rodolfo igual se protege con esa máscara pero me resulta inconcebible que alguien pueda empatizar con su actuación. En eso casi entiendo más a su exmujer cuando la veo por los templos budistas envuelta en pareos y hasta llevando ofrendas. No creo que ninguno de los dos tenga la cabeza bien en estos momentos, y lo entiendo, pero hay maneras y maneras.
El hijo de Carmen Borrego
Lo que sí hay en Diez minutos es una exclusiva del hijo de Carmen Borrego, José María Almoguera, con su bebé en brazos y un titular que lo dice todo: "Se muda a un piso de alquiler". Pues quien dudaba que se separaba de su mujer, Paola, ahora se queda sin argumentos. Al menos esta semana, José María no habla, simplemente lleva muebles y a su niño en brazos. Reconozco que a mí este chico me cae muy bien. He coincidido muchas veces en programas de televisión donde se encargaba de la producción y no puedo criticar absolutamente nada de su actitud. De entrada porque es el único de las/los Campos que no ejerce como tal. Me costó meses enterarme que la persona que me traía los contratos de colaboración o se encargaba de otros temas de los programas era el nieto de María Teresa. Era la discreción personificada. Cuando lo supe, le comenté que cómo no me había dicho nada con los años que yo había trabajado con su abuela y él simplemente sonrió. Es justo todo lo contrario de lo que pasa en esa familia. Al menos así era hasta que vendió su boda y su ruptura.

Evidentemente, aquí nadie regala nada y sobra decir que hay un fin económico, pero tampoco se le puede pedir peras al olmo y si el chico se ha criado viendo cómo en esa familia quien más y quien menos vendía su intimidad, pues cuando la necesidad apremia al final ha hecho lo que ha visto en casa. Ni más ni menos. Pero me sigue cayendo bien.
Julián Contreras Jr.
Me pasa también con Julián Contreras Jr. Por mucho que se metan con él. Me despierta una ternura que no acabo de comprender y menos ahora que ya es todo un hombretón que escribe unas novelas eróticas que te hacen hiperventilar. No le veo por la revistas pero no tardará porque se acaba de mudar a Córdoba en su nueva vida y está la mar de ilusionado. Eso me comentaba el otro día que estuvimos hablando porque le llamé para animarle a que se apuntara a un festival que hay en Marruecos. Julián pasó allí su infancia junto a su madre Carmina Ordóñez y su padre y desde entonces no ha vuelto. Es algo que todavía no ha superado y eso que no le han faltado ofertas. Tiene esos años totalmente idealizados y no quiere borrar esas imágenes. Con todo lo que ha pasado después lo entiendo perfectamente.
Taylor Swift
Lo que no acabo de entender es la portada de Lecturas de esta semana apostando por la cantante Taylor Swift. Para mí que les ha fallado algo que tenían preparado y han tenido que recurrir a una internacional. No la veo en una portada del corazón y menos en Lecturas, donde siempre tiran por el producto nacional. A cambio me quedo con la exclusiva de Silvia Tortosa al recuperar una de sus últimas apariciones en público, donde ya contaba que se había separado de su marido, Carlos Cánovas, y que estaba libre. Su testimonio seguramente tapará muchas bocas y la primera la del propio Carlos, que sigue diciendo que él es el viudo y de ahí no se apea. Da igual que viva con otra mujer, que Silvia le echara de casa tras enterarse de su infidelidad y que no le haya dejado ni siquiera una foto de recuerdo en su testamento. La actriz catalana ha preferido repartir su herencia en cuatro lotes sin que Carlos pille cacho. Pero nada. Él sigue diciendo que es el viudo, y todavía hay alguno que le cree. Pues que sepa que Silvia se encargó de que no recibiera ni un solo piso y ni un solo euro de los que había ahorrado como buena hormiguita que era. Una mujer que cambia nueve veces el testamento es una mujer que sabe perfectamente lo que quiere y no quiere. Y al que va de viudo ya no le quería ver ni en pintura.
