Pilar Rubio vuelve a los medios con su última colección de baño para Selmark y lo hace en el que podría ser ya el posado del verano una vez Ana Obregón dejó ese clásico que ya forma parte de la historia de España. Lo de Pilar es más urbano, como ella, pero huele a piscina o a mar salada y es que se ha inspirado en playas paradisíacas, seguramente las que visita con su marido Sergio Ramos y sus hijos en vacaciones, para lanzar cinco modelos de baño. Pilar luce cuerpo y asegura que los rumores de sus crisis con su marido son fruto de la imaginación de la prensa. Niega la mayor y ya lo hace con tono entre cansino y mosqueado pero siempre con esa sonrisa que dejó sin habla a Ramos y que hoy han heredado sus hijos. Madre de familia numerosa, esposa enamorada, y currante como pocas, Pilar siempre será la chica del micrófono que se pasaba horas delante de las puertas para conseguir un titular. Hoy los suyos valen su peso en oro.
Cinco son los bañadores que saca y cuatro los hijos que tiene. ¿Es un guiño a lo que puede venir?
PR: Realmente no tiene ningún significado ya que cada temporada saco cinco o seis modelos. Elijo estampados y luego creo las prendas que intento tengan un punto de exclusividad. ¡Pero qué hilo finas! Te aseguro que no tiene nada que ver con mis niños.

¿Cómo está con esa actividad trepidante que lleva?
PR: Este año ha sido un no parar y he tenido que gestionar todo para poder estar en dos sitios a la vez. Ha sido entre Madrid y Sevilla pero también en Barcelona y Canarias aunque confieso que me siento muy feliz y contenta porque hago lo que me gusta.
Por eso se dice que sarna con gusto no pica
PR: Es que confieso que me gusta mi trabajo y después de 28 años profesionalmente hablando ver cómo vas consiguiendo nuevos retos no veo por qué no voy a realizarlos. Mientras pueda compaginar todo ahí seguiré.
¿Lo de tener más niños es algo que todavía se plantea o ahí sí ha cerrado una etapa?
PR: Si viene un hijo pues adelante pero no creo que pase porque con todo lo que trabajo lo veo un poco difícil (risas).
¿Sigue dispuesta a mantener la unidad familiar por encima de todo aunque eso suponga volver a hacer las maletas y otra mudanza?
PR: Lo más importante es mi familia y estar todos unidos. Intento que mi profesión y mi familia sean compatibles y evidentemente eso me quita muchas horas de hacer otras cosas porque no paro de coger aviones pero es parte de mi trabajo y es que no siempre se está en un sitio fijo. De todas formas estoy acostumbrada a este ritmo.
¿Me puede explicar cómo hace después de cuatro hijos para estar tan cañona y ser la envidia de todas las mujeres?
PR: Al final estar bien es una rutina y te aseguro que para mí el deporte es más un motivo de salud mental y para eliminar dolores del cuerpo. Cuando alguna semana no puedo hacer deporte por falta de tiempo o por alguna lesión que me he hecho te aseguro que me empieza a doler todo el cuerpo. Hasta el aparato digestivo me funciona mil veces mejor cuando entreno. Es beneficioso en todos los sentidos.
¿Se acostumbra a vivir en un continuo rumor de crisis en su matrimonio?
PR: Te aseguro que esos rumores me dan igual y no forman parte de mi vida. Además son cosas que sólo salen en los medios. Lo veo como algo de fuera que no tiene nada que ver conmigo.
¿Y su vida es tan idílica como muestra en sus redes sociales o ahí sólo enseña la cara amable?
PR: Cada uno utiliza las redes a su antojo y en mi caso intento sacar cosas útiles, compartir planes familiares o mostrar trabajos de los que me siento orgullosa. Mi vida es como la de todos ya que no hay ninguna vida perfecta. Reconozco que me cuesta mucho conciliar mi trabajo con la familia y lo importante es buscar un equilibrio para ser feliz. El día que no pueda alcanzar las metas diarias que me impongo pues me plantearé las cosas de otra manera, pero te aseguro que mi vida es como la de cualquier otra persona.
Los problemas de una madre de familia numerosa y los de un matrimonio que ya llevan doce años juntos… ¿Doce con Sergio Ramos son muchos?
PR: Yo lo siento como si hubiera sido ayer y no que hayan pasado ya doce años. Te aseguro que estoy igual de feliz y de bien que el primer día y es que a medida que pasan los años aprecias más cosas porque conoces mejor a tu pareja y eso hace que tengas más en común.
Eso se llama crecer juntos en la misma dirección, algo que no les pasa a todas las parejas y de ahí su suerte.
PR: Es verdad. Exactamente es crecer juntos.
¿Sigue dándole a la máquina de coser o ya no quedan ni esos ratos libres para coger dobladillos?
PR: Imposible. Voy hasta con el bajo de la chaqueta descosido o sin un botón. Quién me ha visto y quién me ve.
Tiene todo lo que una persona puede desear: salud, amor, dinero… ¿Qué sueño le queda?
PR: Hay cosas que nunca se han cumplido y sé que ya no van a pasar como ser una estrella del rock con mi grupo y salir de gira con mi guitarra. Siempre fue mi sueño, pero ya es imposible.
¿Hay algo imposible para una mujer que se enfrenta a todos los retos que le proponen?
PR: Mis prioridades hoy están en otra parte y es imposible por falta de tiempo. Pero en la vida también hay que entender que no todo puede ser y asumirlo con resignación.
¿Qué le motiva cada día?
PR: Poder hacer un trabajo que me gusta y que me resulta diferente y muy estimulante cada día. No quisiera estancarme y de ahí que disfrute cumpliendo metas y alcanzando objetivos.
Se nota que le va la marcha.
PR: Pues sí.
Cuestionario
¿Dónde ha amanecido esta mañana?
PR: En Madrid.
¿La última vez que lloró?
PR: Ni me acuerdo.
¿Y su última mentira?
PR: Una broma que hice a una nueva compañera de nuestra agencia. Me hice pasar por una diva muy tirada y la pobre estuvo flipando. Sólo pude aguantar la broma media hora.
Su último capricho.
PR: Me he comprado dos libros de recetas de macro nutrición y de dulces sin culpa.
Lo que más le disgusta de usted.
PR: No poder llegar a todo. Desvelarme por la noche y eso me cabrea un montón.
Si fuera invisible qué haría.
PR: Ir a un ensayo de los Rolling Stones.
¿Ha sisado alguna vez?
PR: No recuerdo.
¿Se acuerda del último mensaje que ha guardado en el móvil?
PR: He puesto que llegaba a las cuatro a una reunión. Ahora que lo pienso igual es una mentirijilla porque no creo que me de tiempo.