Belén Rueda (59) volverá a subirse sobre las tablas con Salomé, la obra teatral de la que habló en Col·lapse, el programa de TV3 donde no solo habló de su situación laboral, sino también del bache personal que sufrió tras sufrir un ictus. La actriz no habló de ello por miedo a las consecuencias en su trabajo. Sin embargo, pasado un tiempo, ya se siente con fuerzas.
La intérprete, que también prepara el estreno de la serie Eva&Nicole, explicó en su entrevista el motivo por el que no contó lo que le había pasado. "Piensas que si lo cuentas quedarás inhabilitada a nivel laboral, vida, movimientos de viajes. Esto es una cosa que se suele esconder, porque la gente te mira diferente, como con pena... Como que no eres capaz de hacer lo que hacías antes", afirmó, admitiendo que únicamente su entorno contaba con esta información hasta que el pasado mes de noviembre, en su visita a El Hormiguero, hablara de ello.
A la artista le preocupaban las secuelas profesionales que le podría ocasionar este importante problema de salud. "Tenía miedo de que determinados productores tuvieran también miedo de contratarme, pero yo creo que hay otras cosas que paran más los rodajes, como las drogas", apuntó, rotunda. Y, en este sentido, recordó que las actrices que pasan de los 50 lo tienen más difícil para conseguir papeles.
A pesar del miedo que pasó, reconoce que el ictus le "salvó la vida". "¿Cómo se explica esto? Un ictus transitorio no llega a tener hemorragia, pero me faltó oxígeno en el cerebro. Me dio un susto muy grande, me llevaron al hospital con tiempo y me hicieron un examen y todas las pruebas de la cabeza", dijo. Y es que al hacerle las pruebas, los médicos descubrieron un aneurisma, que podría haber provocado un ictus más grave. "Entonces mi neurólogo me dijo que ahora estás mejor que antes, puedes hacer tu vida normal, así que estoy feliz", confesó Rueda, que parece ser optimista pese a atravesar en enero la ruptura con su ex, el neurólogo Javier Artime. Se llevaban casi 20 años de diferencia, pero esto no les impidió disfrutar de su relación durante los tres años y medio que estuvieron juntos.