A poco menos de un mes de que arranque el juicio contra Daniel Sancho, acusado de asesinar de forma premeditada a Edwin Arrieta, el caso ha dado un nuevo giro. Un informe forense contradice la primera versión sostenida por las autoridades sobre la forma en la que el hijo de Rodolfo Sancho acabó, supuestamente, con la vida del cirujano.
El subdirector de la Policía de Tailandia, Surachate Hakparn, más conocido como Big Joke, sostuvo días después de la detención del chef que la víctima murió apuñalada. Para demostrarlo, enseñó la camiseta del doctor agujereada, aunque este argumentó no convenció porque no daba suficiente información.
El documento que el Centro de Ciencias Forenses de Tailandia emitió determinaba que no había ninguna evidencia científica que demostrara que Sancho asesinó a Arrieta con una o varias puñaladas. De hecho, las fechas confirman que el informe se encargó el 16 de agosto, un día después de que Big Joke contara a la prensa su teoría, y los resultados no estuvieron listos hasta el 12 de septiembre.
Por otro lado, la autopsia determinó que la causa de la muerte fue un degollamiento a manos del chef. Y también se encontró una fractura en el hueso occipital del cráneo, algo que es clave para sustentar la versión del joven, que insiste en que la víctima perdió la vida tras caer al suelo durante una discusión. Sancho asegura que solo usó los cuchillos para descuartizar el cuerpo, pero no para matar a Arrieta.
El documento emitido por el Centro de Ciencias Forenses de Tailandia demuestra que la primera hipótesis de la policía tailandesa sobre la muerte de Edwin Arrieta no se sustentaba en hechos probados o evidencias científicas, una nueva irregularidad que la defensa de Sancho podría utilizar a su favor en el próximo juicio.
Los abogados de la familia en España han denunciado en más de una ocasión las irregularidades que se habrían producido nada más comenzar la investigación, llegando a asegurar, incluso, que la policía de Tailandia falsificó la declaración del cocinero en la que este ase declaraba el asesino confeso de Arrieta.
Los representantes españoles sostienen, también, que las autoridades le habrían obligado a firmar documentos sin contar realmente al chef qué estaba firmando. Los papeles estaban en tailandés, no en español, y ni siquiera había un intérprete presente durante este trámite burocrático.