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Ana Obregón encuentra una estrategia para blanquear su imagen: reírse del Gobierno de Pedro Sánchez

  • Apoya un vídeo fake hecho con IA que ridiculiza al presidente y los ministros
Ana Obregón anunció que todo el dinero obtenido de la venta del libro El Chico de las Musarañas sería para la Fundación Aless Lequio

No ha sido un comienzo de año fácil para Ana Obregón. La imagen pública de la presentadora no pasa por su mejor momento después de quedar retratada al admitir a regañadientes que no donó a la Fundación Aless Lequio ni las exclusivas ni los beneficios del libro El Chico de las musarañas, en contra de lo que ella misma había anunciado. Quedó señalada por las hemerotecas, el rastro de sus propias redes sociales, los vídeos de los archivos de las televisiones y sobre todo por sus propias explicaciones que se contaban por contradicciones.

Los matices de la propia Ana negando la evidencia acabaron escandalizando a Alessandro Lequio, vicepresidente de la Fundación, que no pudo evitar expresar su indignación. El italiano defendió alto y claro la limpieza de las cuentas de la admirable organización constituida sin fin de lucro y para financiar investigaciones contra el cáncer, que lleva el nombre de su hijo, unas cuentas que nadie había puesto en duda, por otra parte. Al contrario, la imagen de la Fundación ha sido víctima de Obregón: Lequio no pudo evitar enfadarse públicamente ante el daño reputacional que ha salpicado a la Fundación por culpa de su presidenta, alérgica a la palabra transparencia, tan necesaria como exigible.

Ana Obregón no solo no ha mostrado hasta ahora un solo documento que sostenga sus supuestas contribuciones sino que llegó a manifestar que ella nunca había dicho lo que todos escuchamos (y leímos), aclaró que quienes habíamos entendido que entregaría todo lo obtenido con la venta del libro El Chico de las musarañas que ella se refería solo a los derechos de autor, y no a los cuantiosos adelantos, y justificó su cambio de parecer con que tenía "una boca que alimentar", o que había dejado de trabajar para cuidar de su nieta, cuando se había pasado el año anterior repitiendo que el futuro afectivo y material de sus nieta estaba asegurado porque su posición económica y su situación patrimonial eran más que desahogadas. Incluso llegó a declarar en Antena 3 que ya no iba a dar más dinero de sus posados y que sus exclusivas serían para la pequeña Ana Sandra Lequio Obregón.

La realidad (los datos) demuestra que Ana Obregón apenas ha donado un 1% de los cuatro millones entregados por una buena persona, un generoso millonario, que llegó de la mano de Lequio a través de un amigo abogado, el mismo que vela por las cristalinas cuentas de la Fundación, impolutas, sin mácula. Gracias a esos cuatro millones de euros, dos de ellos en cash, la organización sin ánimo de lucro cuenta con sede en el centro de la capital, otro inmueble en Madrid y sobre todo se llevan a cabo proyectos admirables. Es Ana Obregón quien se pone todas las medallas, quien comparece con los carteles gigantes de los cheques ante la prensa y quien repetía público que dedica horas, gran parte de su día a día, a la Fundación. Pero no han sido las cantidades que ella ha donado (ni el bolso de su madre que subastó) las aportaciones significativas.

En 2023 sorprendió a todos con su insólita maternidad subrogada. La bióloga justificó la decisión de traer al mundo a una criatura explicando que actúa siguiendo el guion escrito por su hijo, fallecido en mayo 2020 con el presunto deseo, según su madre, de ser padre incluso después de muerto, aunque no fuera con una mujer que hubiera amado. Los otros deseos eran el libro y la Fundación.

Obregón sostiene que su hija es en realidad su nieta. Ana Sandra Lequio fue concebida gracias a una madre de alquiler, una cubana que prestó su cuerpo por dinero, y dio a luz a la niña en un hospital de Miami. En su vientre fue colocado un óvulo de una donante desconocida fecundado presuntamente con semen de Aless Lequio. Después, Ana Obregón vendió varias entrevistas y posados a la revista Hola para contar su versión de la historia.

El debate nacional fue de tal intensidad que polarizó no solo a la opinión pública en interminables debates en todo tipo de medios, incluidas radios, televisiones y redes sociales, sino que llegó al Parlamento y se instaló en el acalorado ring de la política. Ningún partido político con representación parlamentaria defiende la gestación subrogada remunerada, es decir, con madre que cobre por vender su cuerpo para facilitar la concepción.

La venganza de Ana Obregón consistió en arremeter contra los políticos. "Están tan liados sacando abusadores sexuales a la calle", dijo. La presentadora lamentó la falta de ayudas del Estado para la investigación contra el cáncer ya en la presentación de la Fundación Aless Lequio. Y en declaraciones a distintos medios, no dejaba títere con cabeza. Y menos cuando se trata del actual Gobierno, al que ataca por no mostrarse a favor de la gestación subrogada. Este vieres no ha dejado pasar la ocasión para mostrar su apoyo a un vídeo en el que se ridiculiza al Gobierno completo: presidente y sus ministros y ministras.

La actriz y creadora de 'Ana y los siete' ha dado un like a un vídeo fake que circula por las redes en el que Pedro Sánchez pone motes a todos sus ministros. La inteligencia artificial ha conseguido poner la voz del presidente del Gobierno a unas imágenes de un consejo de ministros para ridiculizar a todos ellos, tanto a Sánchez como, sobre todo, a todos los miembros de su Gobierno, ya que, en boca del presidente, se les pone apodo a todos: Pocahontas, Enano, Pordiosero, Gañán, Torrente, Hormiga Atómica, Harry Potter, la Tofu, Tucán Yolican la bruja Piruja, la Chiqui, Repelente niño Vicente palurdo del Dos de Mayo, el Balas válgame Dios, la Esa y el Cita previa. Son varias las ocasiones en las que Ana Obregón se ha mostrado muy crítica con Pedro Sánchez y su Gobierno. Llegó a acusarles de promover la polémica de su maternidad para utilizarlo como "una cortina de humo para sus chapuzas". "Yo estaba en Miami y no me enteraba de nada, no quería saber nada. Me decían mis hermanas que había llegado al Congreso. Y yo les decía esto es una cortina de humo. Todas las chapuzas de la ley del solo sí es sí, todas las chapuzas que hacen, que si lo de Puigdemont por aquí, que si lo de allá. Les ha venido de maravilla", le dijo a Ana Rosa Quintana en una entrevista. Otras veces, desde sus redes sociales la bióloga se ha dirigido directamente al presidente del Gobierno con expresiones como: "¡Qué vergüenza, Pedro Sánchez!" o "¡Vaya tela, Pedrito!". En los últimos tiempo Ana Obregón ha hecho una gran oposición a Pedro Sánchez. "Aunque muchos famosos callen, yo no me voy a callar", ha avisado al Gobierno, erigiéndose como la abanderada de los famosos para intentar sacar a Sánchez de la Moncloa. Es por ello que se ha sumado a la corriente de atacar y ridiculizar a los ministros del Gobierno, incluso apoyando un vídeo en el que se les pone a todos un mote.

¿Cuál es el chiste que apoya Obregón?

Pocahontas (Ana Redondo, ministra de Igualdad), Enano (Pablo Bustinduy, ministro de Derechos Sociales, Consumo y Agenda 2030), Pordiosero (Ernest Urtasun, ministro de Cultura), Gañán (Jordi Hereu, ministro de Industria y Turismo), Torrente (Óscar Puente, ministro de Transporte y Movilidad Sostenible), Hormiga Atómica (Margarita Robles, ministra de Defensa), Harry Potter (José Manuel Albares, ministro de Asuntos tos Exteriores, Unión Europea y Cooperación), la Tofu (Teresa Ribero, vicepresidenta tercera y ministra para la Transición Ecológica y el Reto Demográfico), Tucán Yolican la bruja Piruja (Yolanda Díaz, vicepresidenta segunda y ministra de Trabajo y Economía Social), la Chiqui (vicepresidenta primera y ministra de Hacienda), Repelente niño Vicente, palurdo del Dos de Mayo (Feliz Bolaños, ministro de la Presidencia, Justicia y Relaciones con las Cortes), el Balas válgame Dios (Fernando Grande-Marlaska, ministro del Interior), la Esa (Pilar Alegría, ministra de Educación, Formación Profesional y Deportes), el Cita previa (José Luis Escrivá, ministro de Transformación Digital y de la Función Pública

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