Melania Trump vivió este jueves uno de los días más difíciles de su vida. La ex primera dama estadounidense despidió a su madre, Amalija Knavs, arropada por su marido, Donald Trump, y su familia. Entre los presentes también estaba el hijo del matrimonio, Barron, de 17 años, quien no se separó de su progenitora en ningún momento.
El funeral se celebró en la iglesia de Bethesda-By-The-Sea en Palm Beach. A la ceremonia asistieron unas 100 personas que dieron el último adiós a Knavs, fallecida el pasado 9 de enero a la edad de 78 años.
Vestida de luto y cubriendo su rostro gafas de sol, la esposa de Donald Trump llegó al templo en silencio. Allí pronunció pronunció unas sentidas palabras en las que recordó el amor que su madre sentía por su nieto, que ha experimentado un gran cambio físico, llegando a superar a sus padres en estatura.
"Mi madre, epítome de elegancia y gracia, ejemplificó la esencia de la verdadera mujer. Su amor por su marido Viktor, mi padre, Ines, mi hermana, y por mí fue ilimitado", avanzó, asegurando que "su espíritu no tenía límites, creando un legado que durará generaciones".
La exmodelo de origen esloveno recordó la cercanía que su madre mostraba con sus seres queridos. Según esta, se relacionaba siempre "con afecto, iluminando su mundo con amor, cariño y cuidado además de devoción inquebrantable". "Era una creadora de sueños y estaré agradecida para siempre por la belleza que trajo a mi vida", sentenció. añadió.
El expresidente Trump estuvo en todo momento al lado de su mujer y su suegro, y una muestra de ello son los gestos de cariño que compartió con ella. Por ejemplo, mientras la comitiva con los restos de Amalija abandonaba la iglesia, el también empresario y antiguo presentador le apretó la mano. Ambos estaban en la misma iglesia donde se casaron y bautizaron a su hijo.
