El humorista madrileño consagró su vida a la comedia aunque conocía bien el sufrimiento. Arévalo escondió sus lágrimas tras sonrisas incluso en los peores momentos de su vida, que afrontó con discreción y entereza. Uno de ellos, la muerte de Elena, su gran amor y madre de sus cuatro hijos.
La muerte de Elena, el amor de su vida
Arévalo conoció a Elena cuando solo tenían 18 años y la conquistó como mejor sabía hacerlo: con humor. Imitó a Cantinflas y ella cayó rendida a sus pies. Tuvieron cuatro hijos y estuvieron juntos durante 52 años, hasta que en 2015, Elena falleció de un cáncer. En aquel momento, el humorista se encontraba en Ciudad Real, de gira con Bertín Osborne y su espectáculo 'Dos mellizos'.

"Llegó un momento que al cabo de tres años y mucha quimio le dieron el alta. Sin embargo, al cabo del tiempo le afectó al cerebro y ya no hubo nada que hacer", le contó entre lágrimas a su amigo Bertín en el programa En tu casa o en la mía. "El último año y pico he llorado tanto... Cuando sabes que ya se va a ir. Se fue en silencio, sin darse cuenta y con una sonrisa. Era mi mujer, mi madre, mi padre... era todo para mí". Y añadió: "He estado todos los días durmiendo con ella cogiéndole la mano y dándole muchos besos, todos los besos que me hubiese gustado darle y más"
Perdió dos hijos
La pérdida de Elena dejó completamente desolado al artista, que ya sabía el desgarro que produce la muerte de un ser querido. En su caso, las de dos hijos: uno de ellos al mes de nacer y que, como confesó él mismo en una ocasión, murió en sus brazos; otro, Kike, falleció con 27 años a causa de un infarto de miocardio. "Era un fenómeno. Cuando murió, Gila me dijo que tuviese siempre a mano una foto de mi hijo y la besase antes de salir al escenario. Lo hago siempre", confesó.

Arévalo tenía otros dos hijos: Paco, que siguió sus pasos en el mundo artístico como actor y regidor, y Nuria, que nació con un trastorno del desarrollo conocido como el Síndrome de Williams. En 2020, le diagnosticaron cáncer y su padre se convirtió en su cuidador, su compañero y su ángel de la guarda. "Ella es mi tesoro, me hace mucha compañía", dijo.
