Trianera, sevillana, doctora de profesión y ahora vicepresidenta primera de Gobierno. María Jesús Montero, ministra de Hacienda, es, a partir de este viernes 29 de diciembre la mano derecha de presidente de Gobierno en sustitución de Nadia Calviño, que deja el Ejecutivo para presidir el Banco Europeo de Inversiones (BEI). Más allá del personaje público, miramos a María Jesús y descubrimos a una médica, de 57 años, separada y madre de dos hijas.
Montero asciende así desde la cuarta vicepresidencia hasta la primera en este movimiento de fichas del Gobierno. La sevillana, cirujana de profesión, estudió en la Universidad de Sevilla con licenciatura en Medicina y Cirugía. Está separada de Rafael Ibáñez, sindicalista de CCOO y miembro de Izquierda Unida en Andalucía. Con él tiene en común a dos hijas, de las que solo ha trascendido que estudian en la Universidad de Sevilla. Entre sus aficiones, la bicicleta y la ópera. Sobre todo, Puccini. También, la música de Sting, el que fuera líder de The Police.
Comenzó su carrera política entre las filas del Partido Comunista, aunque al mismo tiempo no dejó de lado su devoción cristiana y continuó participando en diferentes actividades del grupo Acción Católica. Dentro de esta organización, estaba muy ligada al párroco Manuel Mafrollet, que durante los años 60 se mostró en contra del régimen franquista, tal y como ella misma recordó en una entrevista a la revista El Ciervo allá por 1998.
Cuenta con una trayectoria política a fondo y curtida dentro de las filas del PSOE. Así, fue consejera de Sanidad durante los mandatos socialistas de Manuel Chaves, José Antonio Griñán y Susana Díaz. Con esta última, según se publicó, no mantenía una buena relación y no tenía pelos en la lengua a la hora de enfrentarse a ella.
La de Triana logró ganarse la confianza del presidente del Gobierno, que la nombró ministra de Hacienda y portavoz de este Gobierno de Coalición. De hecho, Montero fue una de las piezas claves para que el pacto entre PSOE y Podemos diera sus frutos.