Íñigo Onieva es una de las personalidades del mundo del corazón más populares en nuestro país. Y es que hace 12 meses el relaciones públicas aunó todos sus esfuerzos para recuperar la relación con Tamara Falcó tras serle este infiel en el festival Burning Man. El pasado mes de julio la marquesa decidió darle una nueva oportunidad y poner en marcha los planes de boda, lo que derivó en una de las ceremonias más seguidas por los medios de comunicación, no solo por el perfil de sus protagonistas, sino también por los múltiples problemas que surgieron en sus preparativos.
La pareja pasó por el altar en un acto celebrado en el palacio que la marquesa heredó de su padre, Carlos Falcó: El Rincón, situado en Aldea del Fresno en la sierra de Madrid. Posteriormente, se sumergieron en la aventura del viaje de luna de miel con destino a Sudáfrica, y, hace escasos días festejaron las 42 primaveras de la marquesa de Griñón. Sin embargo, este 2023 no solo ha propiciado un vuelco en la vida amorosa del marido de Falcó; también ha experimentado numerosos cambios en el ámbito profesional.
La historia profesional de Íñigo Onieva
Inmerso en una espiral de mala suerte llena de infortunios, Íñigo fue despedido de su trabajo antes de que tuviera lugar el enlace matrimonial. Se quedó sin su principal fuente de ingresos, después de que los propietarios de los restaurantes madrileños Tatel y Toto, del grupo Mabel Hospitality, prescindieran de su labor.
Sin embargo, contaba con otros ingresos generados del negocio propio que impulsó en febrero de 2022: una sociedad -denominada Meva Hospitality SL- dedicada a la "explotación de salas de baile y discotecas, restauración y hostelería". Un proyecto destinado a la organización de eventos bajo el marco de la hostelería, al que ha dedicado gran parte de su tiempo para sacarlo adelante el próximo año, según asegura Vanitatis.
Pero sus ingresos provienen también de Lula Club, un local de fiesta que tiene junto a su socio, Pablo Marín, y en el que dejó de ejercer su labor de relaciones públicas, tras su reconciliación con la hija de Isabel Preysler.
La empresa ha cerrado su primer año con un balance positivo. Ha facturado 389.000 euros, cuyo beneficio limpio se sitúa en los 44.000 euros para Iñigo. Por tanto, no es de extrañar que el marido de Falcó dedique su actividad empresarial al sector hostelero.