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Preocupación por el estado de salud del marido de Lydia Lozano: "Charly no está bien"

A la mayoría, el nombre de Carlos García-San Miguel y Rodríguez de Partearroyo no le resultará conocido. Sin embargo, si decimos que hablamos del marido de Lydia Lozano mucha gente pondrá cara a Charly, el arquitecto con el que la periodista se casó hace 33 años.

Al marido de la conocidísima contertulia del desaparecido Sálvame le conocemos por las innumerables ocasiones en las que su mujer le ha nombrado en sus intervenciones televisadas. Con risas y también con lágrimas, la reportera se ha referido a su Charly, como cuando contó su experiencia en un local de intercambio de parejas o que ella en estas décadas no ha tenido amantes aunque sí "algún lío", como llegó a decir.

También hemos visto a Charly en las revistas del corazón, de vacaciones en Canarias o en Baleares, donde se han dejado robar reportajes muy graciosos que aparecieron en portadas y seguramente les abarataron los viajes.

Sin embargo, Charlie ha tratado de mantener distancias con mundo del corazón, universo que ha sido la vida de su esposa, que tiene 63 años, desde antes de que se conocieran. Ahora por desgracia la noticia es Charly: su salud no pasa por su mejor momento. Testigos presenciales que han podido verle estos días explican que "cojea visiblemente" y añaden que su aspecto es "preocupante". Charly, que habitualmente saca a pasear a su perro sin dificultad, ha sido fotografiado recientemente y las imágenes corroboran que se desplaza con mucha dificultad. "Charly no está bien", nos dicen.

"Iba con un bastón"

El arquitecto ya fue intervenido hace cuatro años a causa de una hernia discal. Lydia Lozano y Charly se casaron en 1990. Comenzaron su relación después de que la periodista rompiera con un íntimo del arquitecto: "Yo salía con un amigo suyo, pero la relación no estaba bien. Fuimos a cenar a casa de la familia de Charly y él abrió la puerta, con unos pantalones y unas zapatillas verdes. Me llamó al día siguiente para quedar... y hasta hoy", nos contó ella. "Charly me preguntó: '¿Cómo estás princesa?'. Y yo le respondí una ordinariez: 'No tengo el coñ* para ruidos'. Luego me invitó a cenar y nos fuimos de viaje a Marrakech. Allí, en el casino, en un posavasos me escribió una nota en francés: 'Me quiero casar contigo el día que nos conocimos, dentro de tres años". Y así fue, el 22 de junio de 1990 celebraron su boda.

No han tenido hijos por decisión propia, algo que ha explicado ella en los diferentes programas en los que ha trabajado: "No hay cosa mas bonita que decidir con tu marido si quieres o no quieres tener hijos. Las mujeres ahora van de que quieren ser madres solteras. Yo decidí hace muchos años que no, aunque podría echarlo de menos", en una entrevista con El Español.

A pesar de llevar tres décadas juntos, hay cosas que Charly nunca ha visto hacer a Lydia. "Cuando yo entro en el baño, Charly no está. Nunca me ha visto sentada en un váter. En cuanto a los pedos, es súper educado en eso. Si se tira un pedo durante una cita lo mato", ha confesado. Dicen que los polos opuestos se atraen y es un dicho que funciona en su matrimonio: él es súper ordenado y ella todo lo contrario.

"Hay que probar muchos zapatos antes de conocer en qué zapatos te vas a meter". Y es que antes de estar con Charly, Lydia ha tenido "mogollón de amantes. No te puedes casar con el primero que pasa por ahí. No quiero que alguien me haga daño, que esté aburrida con él por muy bueno que esté o muy bueno que sea en la cama", se sinceraba. Por estar, la televisiva también estuvo con un gay: "Yo he estado con un gay y tenía relaciones con él. Era la época de la facultad y tenía una pluma; yo creo que fue un experimento pero estaba encantada. Ibas a su casa y era todo", confesó una vez. "Yo, estando casada, no me he pillado con nadie", afirmó. Y ante la sorpresa de sus entrevistadoras, ofreció más detalles: "Me he enrollado con otros pero no me he pillado. No hablamos de amantes, son líos".

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