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Tamara Falcó desvela el susto que se llevó su madre con Ana Boyer cuando era niña: "Empezaron a golpearla y no reaccionaba"

Tamara Falcó (41) echa la vista atrás. Tras la polémica de su lujoso ático en Puerta de Hierro, que han tenido que decorar con plantas por cuestión de privacidad, la marquesa de Griñón recordó este jueves en El Hormiguero cómo su madre, Isabel Preysler (72) , afrontaba los viajes cuando ella y sus hermanos eran pequeños.

"Para que no molestásemos al resto del avión, mi madre nos daba unas gotitas. Una vez, viajamos a Marbella. Cuando nos íbamos a bajar del tren nos dimos cuenta de que no había forma de despertar a Ana (la pequeña de sus hermanos, hija del último marido de su madre, Mario Vargas Llosa). Empezaron a golpearla para ver si reaccionaba y nada", recordó. "Fue entonces cuando mi madre le preguntó al tío Miguel cuántas gotas le había dado. Le dijo que 'las que me habías dicho, 18'. Pero no tenía que haberle dado 18, eran 8. No se despertó hasta las ocho de la tarde", manifestó la socialité entre risas en el programa de las hormigas.

La polémica con su ático

Hay que recordar que hace unos días, la hija de la reina de corazones se metió en un gran jardín cuando dijo que su ático de un millón y medio de euros no era del todo adecuado para ella. Tanto es así que instaló numerosas plantas en la azotea para protegerse de los más curiosos.

"La casa que me he comprado tiene unas vistas preciosas, pero me veía todo el mundo. Así que he puesto plantas. Y lo han llamado bloqueo botánico porque los paparazzis no me pueden hacer fotos", explicó. Asimismo, la hermana de Enrique Iglesias añadió: "Es una casa muy moderna. Realmente está hecha como para que se te vea desde todos los lados. Es muy bonita, pero a lo mejor no es lo mejor para mí". Tras sus palabras, el arquitecto del ático, Joaquín Torres, cogió un gran enfado, hasta el punto de que los dos acabaron teniendo una conversación privada en la que ella le pidió perdón, tal y como adelantó Informalia.

Así es el famoso ático de Tamara

Tamara dio un gran paso en 2020 cuando se compró sobre proyecto un ático de un millón y medio de euros en Puerta de Hierro, cerca de la casa de mamá Isabel. Tras casarse con Íñigo Onieva en julio de este año, la vivienda todavía no estaba lista porque la marquesa decidió hacerle una reforma para dejarla completamente a su gusto.

El ático, de diseño vanguardista, tiene tres baños, cuatro dormitorios y cuenta con dos terrazas que suman 186 metros cuadrados. Una de ellas, además, tiene piscina. Las estancias tienen una gran luminosidad gracias a sus enormes ventanales.

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