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La tormentosa lucha de Matthew Perry contra las adicciones: millones de dólares para desintoxicarse y 25 años de infierno

La batalla de Matthew Perry contra las adicciones es de sobra conocida. El actor falleció el pasado sábado a causa de un paro cardiaco. Tenía 54 años, y los últimos 25 de su vida los pasó intentando desintoxicarse de los opiaceos y el alcohol. Él mismo habló de sus tratamientos y sucesivas recaídas en Amigos, amantes y aquello tan terrible, la autobiografía que publicó el pasado año.

El intérprete empezó a tontear con los medicamentos tras sufrir un accidente con una moto de agua. Esto le provocó fuertes dolores, y como se enfrentaba a un rodaje importante, un médico le dio una pastilla de Vicodina. Nunca había probado algo igual, y la sensación le pareció increíble: "Notas como si en vez de sangre te corriera miel caliente por las venas". Era el principio del fin.

El actor empezó a consumir este tipo de pastillas de manera compulsiva. Un año y medio después, tomaba cincuenta y cinco píldoras diarias. "Estaba muerto de miedo y tenía claro que me iba a morir", cuenta en su libro sobre el momento en el que se dio cuenta de que algo en él no iba bien. Con 27 años de edad entró por primera vez a una clínica de desintoxicación, pero de poco le sirvió. "Lo único que quería era sentirme mejor", añade.

'Friends': un reflejo de sus adicciones

El artista reconoce en su biografía que los efectos de las pastillas empezaron a "hacer estragos", y a esta batalla se sumó la adicción al alcohol. "Si prestas atención al peso que tengo de una temporada a otra, puedes seguir la trayectoria de mi adicción: si gano peso, es por el alcohol; si estoy delgado, es por las pastillas. Y si llevo perilla, es porque estoy tomando muchísimas", apunta. Durante la serie, Perry llegó a pesar entre cincuenta y ocho a los ciento dos kilos.

Para conseguir los medicamentos "hacía falta desempeñar un trabajo a tiempo completo": "Hacer llamadas, ir a ver a los médicos, fingir que tenía migraña, encontrar a alguna enfermera lo suficientemente corrupta como para darme lo que necesitaba. Me ha llevado un tiempo darme cuenta de lo que estaba pasando. Empecé tomándome como unas doce al día y de la noche a la mañana paré y me encontré fatal. Algo en mí no va nada bien, pensé entonces, pero seguí a lo mío. Me dije que cuando concluyera el rodaje de la temporada de Friends me pondría en tratamiento para solucionarlo. Aquella decisión casi acaba conmigo. Si la temporada hubiese durado un mes más, me habría muerto".

Millones de dólares para no sufrir

El actor probó con la metadona para aliviar la abstinencia. Sin embargo, esto no le ayudó, y a la vuelta de un viaje durante el rodaje de Friends, se vio desespereado. "Cuando llegó el momento de regresar de Suiza, seguía tomando mil ochocientos miligramos de Oxy todos los putos días. Me dijeron que cuando llegara a Los Ángeles no tendría problemas para continuar con esa dosis, y de verdad que la necesitaba para mantenerme equilibrado. Como ya he dicho, aquello no lo tomaba para colocarme, sino para lidiar con el día a día, para que mi recuperación no fuera un infierno…", se lee en el libro.

"Necesito tomar mil ochocientos miligramos al día" [dijo Perry a su médica estadounidense]. Poco sentido tenía andarme por las ramas. -Ah, no, no -dijo ella-. No pienso darte esa dosis; a los enfermos de cáncer les damos cien… Ahora la responsable soy yo. Aquí tienes treinta miligramos. Aquello no iba a hacerme nada. Me iba a poner fatal. Así que solo podía hacer una cosa: esa misma noche, pagué otros 175000 dólares para subirme a otro vuelo privado y me volví a Suiza", continúa. Un gasto que se suma a "los millones de dólares en terapia y centros de tratamiento para tratar de identificar y comprender algunas cosas".

El alcohol, ese terrible "mejor amigo"

Sobre su adicción al alcohol, Perry alega que era su "mejor amigo". "El nunca quería contarme sus cosas. Simplemente estaba ahí, como un perro silencioso acostado a mis pies que de vez en cuando me miraba desde abajo y siempre tenía ganas de salir a dar una vuelta. Era capaz de hacer que gran parte del dolor que sufría desapareciera, incluso el que tenía que ver con el hecho de que cuando no estaba en compañía de alguien me sintiera solo, pero que cuando estaba rodeado de gente sintiera lo mismo", apunta Perry, que asocia sus adicciones a la soledad e inseguridad que sintió desde pequeño, ya que atravesó una infancia marcada por la ausencia de sus padres, divorciados y centrados en sus respectivas vidas profesionales. Sin embargo, nunca estuvo solo. Su entorno, junto a sus millones de fans, lloran su muerte.

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