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El escándalo de los pozos que enfrenta a los Alba comenzó con un despido "arbitrario" e "injusto"

El escándalo de los pozos ilegales encontrados en una finca de la familia Alba, la llamada Aljóbar, en la localidad sevillana de Aznalcázar, ha sido parcialmente zanjado por Eugenia Martínez de Irujo con el comunicado de hace unos días, en el que aseguraba que la finca en la que se la presentaba como propietaria y responsable de las extracciones ilegales de agua, no es suya, sino de una sociedad en la que la presidencia es rotatoria y cada cierto tiempo le corresponde a ella, ajena sin embargo a la gestión de esas tierras.

Pero fuentes cercanas a los hijos de la duquesa Cayetana  desvelan que persiste el malestar entre algunos de ellos, por los verdaderos motivos que ocasionaron la denuncia. De entrada, aseguran que estos acuíferos no proceden de Doñana, como ocurre con la denuncia contra Miguel Báez, El Litri, acusado del mismo presunto delito, en el caso del torero, de regar 360 hectáreas de un olivar con agua del Coto.

Parte de los Alba culpan del origen de la denuncia a Luis Martínez de Irujo y Hohenlohe, hijo de Alfonso Martínez de Irujo (arriba), duque de Hijar, segundo de los vástagos de Cayetana y verdadero responsable de la gestión de la finca en cuestión. Aquí abajo, Luis Martínez de Irujo junto a su primo, Fernando Fitz-James.

35 años al servicio de los Alba

Luis Martínez de Irujo despidió al gerente que estaba al frente de las tierras desde hace 35 años. Lo hizo, según ha podido recabar este digital, "de una forma arbitraria y hasta injusta", según describen fuentes familiares. Este trabajador, tras haber perdido su trabajo sin causa sólida, considera, siempre según las mismas fuentes, que los propietarios para los que se esforzó durante tres décadas y media, actuaron con "prepotencia". Nos cuentan que él fue el instigador de la denuncia, con las consecuencias que ahora salpican al resto la familia. Cayetano, Eugenia y Fernando son simples accionistas minoritarios de Aljóbar, sin vinculación alguna con la gestión, pero su nombre puede seguir apareciendo en el sumario judicial, y todo indica que no están nada cómodos cuando son señalados por la torpeza de su sobrino. Luis Martínez de Irujo y Hohenlohe está casado desde hace siete años con Adriana Marín Huarte, sobrina nieta de Felipe Huarte, empresario navarro secuestrado por ETA el 16 de enero de 1973.

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