Todas las personas consultadas relacionadas con círculo más cercano al fallecido Fernando Fernández Tapias coinciden en resaltar la inmensa generosidad del empresario con sus íntimos y sobre todo con algunas de las mujeres que admiraba.
El naviero era espléndido con sus amigos, tanto con los ricos como él como con los que pasaban apuros y necesitaron su ayuda. Por no hablar de lo desprendido que era para con las mujeres que pasaron por su vida.
La primera fue Victoria Riva de Luna. Con ella se casó Fefé cuando él tenía 22 años. Aquel primer matrimonio, del que nacieron sus cuatro hijos mayores le sirvió para comenzar su exitosa carrera como empresario. Gallega como Fefé, Chiqui era hija de Ángel Riva Suardíaz, almirante y próspero propietario de Astilleros Cantábrico. Bajo la tutela de su suegro, un jovencísimo Fernández Tapias se introdujo en el sector naval, donde poco a poco fue subiendo peldaños hasta hacerse con una fortuna colosal que algunas fuentes elevan hasta los 3.000 millones de euros. Pero su primer matrimonio con terminó con su esposa en un centro médico. Chiqui Riva tuvo que ser tratada a causa de los problemas tanto de salud física como mental que la afectaban.
El segundo matrimonio, con Juana García-Courel, madre de otros dos hijos, acabó con el divorcio más caro de la época. El naviero tuvo que pagarle a su ex mujer 2.000 millones de pesetas (12 millones de euros) gracias al trabajo de la abogada Concha Sierra, defensora de los intereses de Juana y que había conseguido también divorcios muy favorables para sus clientas Esther y Alicia Koplowitz, cuando pusieron fin a su matrimonio con los primos Alberto Alcocer y Alberto Cortina.
Sin embargo, ya separados, cuando Juana enfermó gravemente, Tapias fue muy atento y cuidadoso con la que había sido su esposa. Las mujeres y sobre todo las que son bellas y atractivas han sido su debilidad, como quedó patente cuando el empresario se volvió loco de amor por Mar Flores. No sólo se volcó en ayudarla en los problemas que le ocasionó separarse de Carlo Constanza, el italiano que fue el primer marido de la modelo, y la custodia de su hijo.
Tapìas le ofreció también un piso en el exclusivo barrio de El Viso de Madrid, aunque, como ya hemos contado, no llegaron a estrenarlo, ya que la aparición de la portada de Interviíu, con Mar Flores y Alessandro Lequio abrazados en una cama del hotel d'Inghilterra de Roma, a pocos metros del palacio Torlonia, perteneciente a la familia del italiano, cortó en seco la relación, dejando a Tapias destrozado.
No fue el único y valioso regalo con que el que el multimillonario empresario había agasajado a la veinteañera de Usera. Antes, Fefé había obsequiado a su amante con un Jaguar que Mar Flores siguió conduciendo después de la traumática y mediática ruptura.
Menos conocido es que Fefé también ayudó a otra belleza de aquella época, que hoy lo sigue siendo: la modelo María José Suárez, Miss España de 1996, una mujer que le encantaba. A María José le conocimos romances tan sonados como el que vivió con el tenista Feliciano López y actualmente con el jinete Alvaro Muñoz Escassi, padre de uno de los hijos de Lara Dibildos.
María José Suárez, hoy empresaria de moda nupcial, hacía los fines de semana un programa en Radio Intercontinental de Madrid y el patrocinador era Fefé, presidente de CEIM, los empresarios madrileños.
Ahora, después de su fallecimiento y con los cinco hijos mayores enfrentados a Nuria González, viuda y tercera esposa del naviero, llega la hora del reparto de una herencia complicada. Muchos de los que antes frecuentaban la mansión del matrimonio en Puerta de Hierro se preguntan si seguirá allí el Picasso que colgaba de una de las paredes del salón.