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Exclusiva: Fernández Tapias compró un 'nido de amor' para Mar Flores pero nunca llegaron a estrenarlo (por lo de Lequio)

El envío a diversos periodistas, por parte de Mar Flores, de un mensaje en el que les revelaba que había mantenido contacto telefónico con Fernando Fernández Tapias hasta hace más o menos un año, hasta que alguien (¿su mujer y tutora Nuria González?) cortó la comunicación, ha sido una sorpresa para muchos tras la muerte del magnate. Pero no para quienes seguimos de cerca en su día el apasionado romance del naviero con y la ex amante de Alessandro Lequio.

La accidentada relación entre el empresario fallecido esta semana y la guapa modelo de Usera fue breve pero intensa. Entre 1996 y 1997, Fernández Tapias se entregó a fondo a la mujer que creía haber conquistado. Ella tenía 26 años y él rozaba los 58. Ella se había casado con 23 y Fefé ya se había divorciado dos veces.

El multimillonario la protegió, usó también todas sus influencias para ayudarla judicialmente, gracias a su amigo, el influyente político de Alianza Popular, Alberto Ruiz Gallardón, en la batalla que ella libraba con su ex marido Carlo Constanzia, por la custodia de su hijo Carlo, hoy ocupando titulares por cuestiones muy desagradables. Carlo es el hijo que tenían en común Mar y su primer marido.

Recordamos las fotos del magnate y la actriz (alguna película ha hecho) en el nevado Saint Moritz, al pie de un avión privado. Ella, con un espectacular abrigo de martas cibelinas, Tapias, sonriente y feliz, paseando a su novia por un destino de moda, reservado sólo para multimillonarios.

Mar confesó después que Fefé era un encanto, pero que ella se aburría junto a sus amigos, empresarios que sólo hablaban de negocios y finanzas. Pero mientras se aburría, aceptaba sus viajes de ensueño, pieles, carísimos regalos y un piso en la zona más cara de Madrid.

Piso en El Viso, cerca de Isabel Preysler

Hemos sabido estos días que el entonces presidente de la CEIM, la asociación de empresarios madrileños, llegó a comprar un piso para Mar Flores en una calle del exclusivo barrio madrileño de El Viso, no lejos de donde estaba la residencia de Isabel Preysler y Carlos Falcó. Allí pensaba vivir con la modelo hasta que celebraran su boda.

Los trámites de la compra llegaron a formalizarse, pero Mar Flores nunca pudo estrenar su elegante nueva vivienda. La aparición en los kioskos de la revista Interviú, que llevaba en portada la foto de un sonriente Alessandro Lequio, abrazado a Mar Flores en una cama del hotel D'Inghilterra en Roma, situado justo enfrente del palacio Torlonia, propiedad de la abuela de Lequio, dinamitaron la relación. Y, de paso, destrozaron a Tapias, traicionado y puesto en ridículo por la mujer de su vida.

El burlado amante se deshizo de inmediato del piso que iba a ser su nido de amor, pero nunca pudo deshacerse de la huella que dejó en su corazón el amor que vivió con Mar Flores. Ella tampoco le había olvidado. Ya lo dice en su mensaje a periodistas amigos: "Estoy muy afectada por su pérdida y sobre todo por no haberme podido despedir". DEP

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