Lo adelantábamos a primera hora: la modelo y madre del futuro hijo de Bertín Osborne ha firmado una exclusiva para hablar de su situación con el cantante. Esta tarde Luis Pliego, director de Lecturas, ha confirmado nuestra información y ha desvelado que la publicación del reportaje tendrá que esperar un poco más: "Un equipo nuestro visitó la residencia de Gabriela Guillén el pasado viernes para realizar el reportaje pactado pero ella se encontraba mal, tenía fiebre, y hubo que cancelarlo. A día de hoy, la entrevista sigue adelante".
Como adelantábamos, Gabriela ofreció esta entrevista a varios medios (que la rechazaron) después de que Bertín dejara de ingresarle dinero. El cantante había realizado varias transferencias a la paraguaya para ayudarla económicamente, pues ella está de baja médica debido a complicaciones en el embarazo, pero cortó el grifo tras descubrir que Gabriela había hecho varios reportajes con un conocido paparazzo y los había vendido a la prensa como supuestos robados. El último, un chapuzón en la playa de Matalascañas, donde Gaby presumía de su barriguita de embarazada en bikini.
Bertín está muy cabreado con ella. Se enteró de que hablaba con algunos periodistas y quiso cortar todo tipo de comunicación para evitar que filtrara más cosas. La entrevista en Lecturas servirá para contar con pelos y señales cómo ha sido su relación con Bertín. Hablará también de lo mal que lo está pasando por culpa de la prensa (a pesar de que ella está participando de este negocio) y de que está de baja por tener un embarazo de riesgo (aunque para hacer los montajes se marcha a la playa para lucir barriguita). Después de saber que Bertín ya no le pasará ni un duro, al menos hasta que nazca el bebé y se haga las pruebas de paternidad, sus intenciones y sus declaraciones son bien diferentes porque por mucho que se haya empeñado Gabriela en hacer ver que Bertín y ella seguían manteniendo algo de relación, lo cierto es que no se ven ni hablan directamente desde el cumpleaños de El Turronero, celebrado el pasado 1 de julio, cuando ya habían roto. Es decir, casi cuatro meses.