Seis días después de su fallecimiento en Madrid a los 82 años, los vecinos de Málaga han podido despedirse de su vecina más ilustre en un funeral celebrado en la Iglesia de San Pablo. Hasta allí se han trasladado sus hijas, que horas antes habían cumplido la última voluntad de su madre: depositar sus cenizas en La Paloma para descansar junto a la abuela Concepción y la tía Leli.
Terelu y Carmen Borrego, destrozadas y vestidas completamente de negro, han sido arropadas por su círculo más cercano: Alejandra Rubio y su padre, los hermanos Almoguera, José Carlos Bernal y Gustavo, entre otros. El pueblo de Málaga, tierra que vio crecer a María Teresa Campos, se ha volcado en la familia y les han trasladado condolencias y cariño. "Ha llevado el nombre de Málaga con orgullo y nosotros, orgullosos de su trabajo, queremos acompañar a sus hijas en este momento", ha dicho el alcalde Francisco de la Torre.
Tampoco han querido perderse el funeral de María Teresa Campos dos buenos amigos de la familia: Diana Navarro y Juan Peña. La primera no pudo acudir a la despedida en Madrid: "Voy a cantar el Padre Nuestro. He venido a homenajear a Teresa como ella se merece". El artista, por su parte, está muy unido a las dos hermanas Campos: "Están destrozadas, se han quedado huérfanas y eso es muy duro". Y ha añadido: "Quiero recordarla como buena amiga y buena madre, muy generosa, apoyando siempre la música y la cultura".
La misa ha sido oficiada por el exvicario de la diócesis de Málaga, José Sánchez, que mantenía una profunda relación de amistad con la comunicadora, y su hija, Terelu, ha pronunciado un sentido discurso que ha emocionado a todos los presentes.