Se acabó la huelga de hambre. Tres días después de que Ángeles Béjar se atrincherara en la iglesia de la Divina Pastora de Motril para protestar por el acoso y linchamiento públicos a su hijo, la madre del presidente de la RFER ha abandonado el templo por la puerta trasera tras sufrir un empeoramiento de salud y una crisis de ansiedad.
"Estaba muy mal, estaba mareada y tenía angustia. Tenía palpitaciones y se le habían hinchado mucho los pies", ha comunicado el párroco de la iglesia. "Estaba bebiendo agua e isotónico pero ya se encontraba muy mal". El cura ha indicado que había salido por la puerta de atrás, acompañada por un familiar y por su propio pie.
Según sus declaraciones, Luis Rubiales ha sido una de las personas que se ha puesto en contacto con ella para convencerla de dar por finalizado su encierro: "Sí, su hijo la ha llamado y entre él y otros familiares han decidido que su madre fuera al hospital de Motril".
Este martes, la madre de Rubiales atendió a los medios. Desde la sacristía y sentada en una silla, Ángeles clamaba justicia: "Mi hijo es bueno y honrado. Solo pido que la chica esta diga la verdad. Nada más". Sobre su estado, aseguraba estar fuerte: "Estoy bien y quiero seguir aquí hasta que mi cuerpo aguante".
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