El próximo mes de noviembre, el día de la Almudena, la madrileña Belén Esteban cumplirá sus primeros 50 años y lo celebrará con una gran fiesta que, seguramente, estará patrocinada y reunirá a sus seres queridos y también supondrá un reencuentro con algunos de sus compañeros de Sálvame.
Ese será un día de alegrías y lágrimas de emoción. Pero para lágrimas no tendrá Belén que esperar a noviembre: nos cuentan que está llorando ya por las esquinas por el final del programa de su vida, donde lleva tres lustros dando el callo, con sus idas y venidas. La de San Blas no es de medias tintas. Ella sabía que este día llegaría, pero lo veía muy lejano.
Se habla desde hace un año de que qué Sálvame tenía los días contados y no todo el mundo se lo creía, pero ese día ha llegado, y este viernes se pone fin a 14 años de emisión. Todavía hay gente que no termina de creérselo. Y una de esas personas es Belén Esteban. "Todavía no lo ha interiorizado. Es consciente de que esto se acaba, pero no lo puede asimilarlo", nos dice una persona muy cercana a ella. "No me extrañaría que buscara ayuda psicológica", añade esta fuente.
Para Belén es un palo. Ella se ha hecho adulta en esos platós. Ha pasado por todo, siperado adicciones, llorado, reído y sufrido ante toda España. Ella sabe que tras Sálvame su futuro en la televisión convencional ya no es seguro, aunque hay otras opciones y están las redes sociales, su papel como influencer, ejercer de famosa en bolos y vender exclusivas, además de su empresa de gazpachos y otros productos, que le va bien.
Con ella lo intentaron en otros formatos y fue un fracaso. Donde es buena es sentada en un plató ofreciendo su opinión de lo que le pregunten. Pero por ahora no tienen nada de eso. En el fondo eso no le importa porque tiene su plan B, pero aun así "está muy fastidiada", aseguran a Informalia. "Está mal. Llora por las esquinas. Le cuesta hablar del fin de Sálvame porque se emociona y brota en lágrimas", continúan.
La eterna ex de Jesulín de Ubrique es una persona muy sensible y para ella termina una etapa de su vida. Ahora vendrán otras, pero no volverá a ser como estos 14 años, en los que ha habido de todo. Para ella, aparte de su hija y su marido, y su círculo de amigas leales, Sálvame lo es todo. "Ella le debe todo lo que tiene al programa y a la Fabrica de la Tele. Y es una mujer leal. No comprende por qué se han quitado de en medio al programa y está indignada y cabreada con el mundo", nos aclara esta persona. "Está muy sensible y en cuanto se acuerda que este viernes es el último programa se viene abajo", señala.
La madre de Andreíta lleva estos tres lustros con sus rutinas, sus horarios, todo ello en función de Sálvame. y sus prime times, con o sin belenazos. Su vida fuera de la tele también gira en torno al programa puesto que, salvo sus cuatro amigas del barrio, sus compañeros son su otra familia, a los que invita a sus fiestas de cumpleaños y con quien queda muchos fines de semana para hacer planes y "teme que eso se acabe", nos cuentan.
Por eso "lleva varias semanas muy tristona y susceptible". Por otro lado, también teme que esto suponga su adiós a la fama que solo se obtiene con una presencia permanente en la pantalla. No es que vaya a pasar a ser anónima; pero no será lo mismo. Ya se sabe que La Fábrica de la Tele está preparando un nuevo formato pero dicen que se emitirá en Netflix. Pero ¿y después?
Ella tiene su empresa de gazpachos y cremas pero sabe que sin la televisión su popularidad bajará notablemente. Y eso reducirá sus ingresos, incluidos lo que proceden de sus gazpachos. De ahí que este verano haya hecho una especie de tour por programas, emisoras de radio y redes para darle publicidad.
Ahora tiene por delante el verano, su viaje con Miguel y su hija Andrea a las islas y una escapada a Benidorm pero septiembre le aterra. Veremos cómo lo termina de gestionar.