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Tamara Falcó, sobre el gafe de su boda: "He limpiado toda mi casa con agua bendita"

La marquesa de Griñón está de los nervios. A penas faltan cinco semanas para su boda con Íñigo Onieva y todavía quedan muchos cabos sueltos por atar, el vestido de Carolina Herrera, entre otros. Además, a Tamara Falcó no dejan de surgirle complicaciones y quehaceres: "El otro día me mandaron dos santeros a mi casa para quitarme la mala suerte y tuve que limpiarlo todo con agua bendita", ha dicho este jueves en El Hormiguero.

La hija de Isabel Preysler se lo toma todo con humor pero reconoce que la broma (por parte de Sálvame) le complicó el día: "Me lo dejaron todo apestando a incienso y tuve que llamar a mis sacerdotes, para preguntarles si tenía que hacer algo o si podía tener alguna consecuencia eso".

Tamara, que ingresará en unos días en la clínica Buchinger para ponerse a punto para la boda, también ha hablado sobre las informaciones que apuntaban a su aumento de peso: "Si el traje me lo están haciendo a medida, ¿qué más da los kilos que tengo?", ha dicho molesta. "Me parece fatal. Nadie le ha preguntado a Íñigo si él va a perder kilos para la boda".

Sin embargo, y a pesar de todo, la flamante novia confiesa: "Yo estoy en mi momento pletórico y me resbala todo. Que hablen".

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