La hija de la infanta Elena ha sido muy criticada en los últimos meses por su actitud, cada vez más esquiva y antipática, con la prensa. Ni en la calle ni en los photocalls atiende Victoria Federica a los reporteros, muchos de ellos convocados a los actos solo por ella. Muchos apuntaban a la timidez de la muchacha, otros a un mandamiento de Casa Real... Pero ahora es ella la que explica el porqué de su mutismo: "No quiero hablar de mi abuelo".
Así se lo explicó a Tamara Gorro en un evento en el que coincidieron hace pocas semanas: "Siempre me preguntan por mi abuelo, por mi madre, por mi hermano... Y yo no quiero hablar de ellos, no quiero hablar de mi abuelo ni del resto de mi familia", le respondió a la tertuliana de YAS cuando esta le preguntó. "Quiero que mi carrera vaya por otro camino", dijo Vic. Eso incluye, por lo visto, no dar tampoco los "buenos días".
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Claro, más allá de su familia, Vic se ha convertido en un personaje propio y protagoniza sus propios titulares: sus romances y también sus polémicas. No quiere hablar de su amistad especial con el torero Roca Rey ni tampoco de su último ligue, el piloto Albert Arenas, con el que acudió el pasado domingo al concierto de Coldplay en Barcelona. Tampoco quiso dar explicaciones cuando su caballo le aplastó el pie a una chica en la Feria de Abril. La excusa de la familia se le queda corta a Vic, que podría tomar ejemplo de otras compañeras tan discretas como ella pero mucho más educadas. Tiempo al tiempo. Tiene 22 años, acaba de empezar y nadie nace aprendido.
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