La vida le está diciendo a Tamara Falcó que no se case: novio infiel y vestido cancelado

Primero anuló su compromiso el novio, Iñigo Onieva, tras descubrirse que el empresario de la noche disfrutaba de los besos apasionados de otras en sus fiestas por ahí. Ahora se queda compuesta y sin vestido de novia, porque está acostumbrada a que el mundo gire alrededor de sus caprichos, y si quiere un diseño Ferrari al precio de un Twingo, exige hasta que la firma bilbaína Sophie et Voilà, que se lo estaba haciendo, la manda a pastar. La vida, clara-mente, le está diciendo a Tamara Falcó QUE NO SE CASE.

Si el "disgusto" de la ruptura con su novio el pasado septiembre fue brutal, lo de quedarse sin vestido de novia a dos meses de la boda no le pasa ni a las novias más pobres de los extrarradios, que si es preciso tiran de Wallapop para ir de blanco al altar.

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Pero es que la marquesa de Griñón ya ha tenido muchas señales desde que comenzara a salir con el apuesto joven relaciones públicas en noviembre de 2020, año en el que falleció su padre Carlos Falcó, debido al fatídico Covid que marcó ese año en negro para Tamara, y para el mundo entero. 

El rumor de boda comenzó cuando en el reality sobre la vida de la colaboradora de El Hormiguero emitido en Netflix, la muchacha le pide nada menos que a la hija de la diseñadora Carolina Herrera en su tienda de Nueva York que le enseñe su sección de novia. Estaba a su lado su madre, Isabel Preysler, que se quedó a cuadros con la "noticia". Visto lo ocurrido este martes, a lo mejor con la prestigiosa firma de la venezolana jamás se le hubiera ocurrido insistir en "inspiraciones" de diseños de alta costura ajenos. 

El 22 de septiembre de 2022 la hermana de Enrique Iglesias anuncia que se casa a través de Instagram, mostrando beso, anillazo y capacidad para la literatura romántica de bolsillo: "Soy muy feliz, en eso se resume. Antes de conocerte, Íñigo, me sentía completa y contenta, pero fue cruzarnos y que mi vida diera un giro a mejor, totalmente inesperado ¡Que locura! Pero como diría una sabia mujer: es una locura de Amor. Y como también dice San Pablo, en su carta a los Corintios: al final, en la vida lo único que importa es el Amor. Y escribo AMOR en mayúsculas porque se lo merece y esa felicidad que describo, es el resultado de ese respeto, cariño y admiración que tenemos el uno por el otro y que hemos compartido en estos dos años de noviazgo". 

Desde entonces, la vida no ha dejado de darle pistas a Tamara. Un día después del anuncio del compromiso, Edatv difundió unas imágenes en las que se veía al empresario dándose un morreo con una chica que no era la marquesa de Griñón, y está se quedó destrozada. Aguantó estar con él el tiempo justo de acudir juntos a la boda de sus amigos al día siguiente, de discutir y de romper con él ese mismo sábado haciendo desaparecer la foto del anuncio de compromiso. 

Esas semanas convulsas en las que la hija Carlos Falcó aseguraba que no soportaba la infidelidad ni un "nanosegundo en el metaverso", coincidieron con la ruptura de la relación de su mediática madre, Isabel, con el escritor Mario Vargas LLosa tras nueve años de amor. El señor, muy elegante, aclaró que se había liado con la reina de corazones porque se dejó llevar por su "pichula".

Madre e hija sufrieron el desamor y el escándalo de manera paralela, pero llegó la dulce Navidad y el corazón de la joven de 40 años se ablandó de nuevo, invitando en Nochevieja a su fiestero ex, que la había pedio perdón por activa, pasiva, en público y en estéreo. Llega la reconciliación y deciden celebrarla por todo lo alto en el Polo Norte, y como daba igual donde se quisieran esconder, Tamara e Íñigo eran pillados por la prensa, la noble novia decide publicar su romántica escapada en sus redes y jorobarle la exclusiva que no cobraría ella a cualquier otro.

Sea por los nervios, sea porque pudiera estar recibiendo un tratamiento para quedarse embarazada, a principios de la primavera se descubre que Tamara hace photoshop con sus lorzas; nuevo disgusto. Se supo por las fotos que publicó de su pre luna de miel en Bali, cuya comida le sentó mal y estuvo unos días enferma con gastroenteritis; disgusto.

Su querido y admirado juez de Master Chef, Jordi Cruz, dice en público que el tal Íñigo a él, nunca le ha gustado para Tamara; disgusto. Todo sale bien en su petición de mano a finales de abril, pero se confirma que su futura suegra, y en general los Onieva, pasan olímpicamente de participar en las exclusivas del Hola; disgusto. Sus amigas le organizan una despedida de soltera, y ella se cae por unas escaleras, se hace un esguince, y tiene que acudir con muletas; disgusto. Al parecer lo que para cualquiera sería otro disgusto, ir de despedida de soltera a ver a la virgen de Fátima, para ella era un fiestón... pero tuvo incluso que disfrutarlo en silla de ruedas. 

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Para rematar el cúmulo de contratiempos, interrupciones y disgustos, si, y algunos muy gordos, lo del vestido es como una traca final, y más después de lo que le costó a la novia convencer a la señora Preysler de que ese era el estilo correcto. Muy, muy parecidos a un modelo de alta costura debían de ser los cambios que quería Tamara introducir, para que una firma de Bilbao, a la que mal no le podía venir el renombre que significaba en el presente y en el futuro haber vestido a la marquesa en su boda, la haya desahuciado de sus enmoquetados probadores. 

Mucha debía ser la inspiración, quizá a golpe de arrogancia viva, que quería imponer Tamara a las diseñadoras de Sophie et Voilà, porque dejarla sin vestido a dos meses del enlace es muy difícil que lo hagan hasta las marcas menos serias. Es lo peor que le puede pasar a una novia, salvo que el novio la deje o le sea infiel. A ver si la vida deja de susurrarle a Tamara cosas feas sobre sus planes y sus sueños.