La marquesa de Griñón disfrutó el pasado fin de semana de una despedida de soltera en Portugal. Organizada por su círculo más íntimo de amigas (incluida Ana Boyer), visitó la playa y el Santuario de Fátima, tal y como ella misma mostró en redes sociales. Pero no todo fueron sol y rezos: "Hubo momentos de desmadre".
Para empezar, sus amigas querían disfrazarla: "Como íbamos a Portugal, me querían vestir de bacalao en el aeropuerto. Decían que así, además, pasábamos inadvertidas con los paparazzi. ¿Pero cómo voy a pasar desapercibida vestida de bacalao? Al final las convencí para no hacerlo", ha contado Tamara Falcó este jueves en El Hormiguero. "No me importaba que no fuera cool, pero es que era muy incómodo".
Al margen de la visita a Fátima (con la que no todas las amigas estaban de acuerdo), la despedida contó con los típicos juegos de soltera: "Me hicieron el test de compatibilidad con Íñigo y lo hice bastante bien. Menos lo de reconocer las partes de su cuerpo, que siempre me confundía con Antonio, el marido de mi amiga", ha contado entre risas.
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La fiesta se les fue de las manos el sábado por la noche: "Fuimos a cenar a un sitio que hacían un show rarísimo, parecía un manicomio. Había una señora con gafas de sol que nos empujaba con los abrigos, un tío con la cara verde que me trajo el ramo de novia y luego se desnudó... Muy raro. Pero cenamos muy bien y luego las copas, claro", ha desvelado.