En su última aparición publica, Camilín Blanes hacía sonar todas las alarmas. El hijo de Camilo Sesto aparecía en la puerta de su chalet de Torrelodones con una peluca y haciendo ademanes un tanto ordinarios.
Pues bien, la historia real de la peluca viene de lejos, de los últimos meses de vida de su padre. El icónico Camilo mandó a uno de sus hombres de confianza que le compraran dos pelucas, y la que ahora luce su hijo es la última que su progenitor utilizó en el año de su muerte.
Quien nos lo cuenta es Cristóbal, el que fuera el administrador del artista, quien también expresa su "pesar" por las imágenes protagonizadas por Camilín. "Cuando las vi me quede de piedra. Ese chico tiene que enderezar su vida como sea", advirtió.
Igual piensa uno de los clientes del bar de Torrelodones donde el protagonista de esta noticia suele ir a desayunar muchas mañanas o a tomar café algunas tardes. Se llama Juan y conoce al treintañero desde hace tiempo y se lamenta de que "se haya rodeado de personas de mal vivir, gente que no es de fiar y que se aprovechan de él".
En este sentido, la madre de Camilín, Lourdes Ornelas, hace hincapié en lo anterior: "Hay personas que entran en la casa de mi hijo y no le hacen ningún bien". De hecho, ha colgado un cartel muy significativo a la entrada del chalet, en el que se puede leer: "Prohibida la entrada a ciertas personas que saben quienes son. Este lugar no es una casa de culto, y menos un lugar de recreaciones. Absténganse de entrar o serán denunciados y denunciadas por intromisión en la intimidad y allanamiento de morada. No abusen de la nobleza de las personas que viven aquí". La situación ha llegado al extremo de que a Lourdes le ha prohibido su hijo que le visite, no acepta consejos y hace una vida nada recomendable. La mexicana está desesperada, impotente ante lo que está ocurriendo y desesperada al ver que su hijo se va consumiendo poco a poco.
