Ana Obregón, 'contra' Carolina Monje: remarca en su libro que no era el gran amor en la vida de Aless

Tal y como venimos contando estos días, la relación entre Ana Obregón y Carolina Monje se enfrió y recrudeció a raíz de la decisión de la actriz de convertirse en abuela con un vientre de alquiler y el semen de su hijo fallecido, hace ya tres años.

Este miércoles 19 de abril se ha lanzado El chico de las musarañas con 72 páginas escritas por el emprendedor y más de doscientas por Ana narrando la dolorosa enfermedad de su hijo. 

A lo largo de estas páginas, encontramos referencias a la novia del joven. Entre ellas, una disputa entre Ana y Carolina que el propio Aless recogió en un pasaje. En otro de los capítulos, la propia Ana rescata una carta de amor escrita por su hijo y que ella misma define como "la carta de amor más bonita que he leído en mi vida".

En la misiva, Aless habla de un amor que nunca llegó a conocer: "Te escribo porque no te conozco. Si te conociera, las teclas de mi ordenador tendrían tanto polvo acumulado que mis frases serían un sinsentido, pero ese no es el caso. Hoy mis palabras pecan de elocuencia. Vivo anclado a la posibilidad de conocerte, pero ya no sé si lo haré en lo que me queda de vida".

Prosiguió: "Ojalá estas palabras puedan crear un pedacito de realidad para poder llevarme el boli a la cama pensando que al menos existe en mi imaginación. Dentro de mí. Tengo cáncer, pero lo peor de todo, tengo miedo. Ya no sé si algún día seré capaz de sentir cómo eres y lo que podríamos llegar a ser, pero lo que sí puedo hacer ahora, en este mismo momento, es transmitir cómo no eres y, por lo tanto, acercarme un poquito más a la idea de lo que serías. Sé que no eres el amor de mi vida, porque serías la vida entera. Porque seríamos uno. Porque sería para siempre".

Ana, tras exponer la carta de su hijo en el libro, saca una conclusión: "Ese amor que nunca existió porque el maldito cáncer te robó el tiempo para encontrarlo. ¿Hay algo más enigmático que un amor para toda la vida sin nombre propio?". 

Y termina: "Ojalá donde estés dormido sueñes con todo lo que no pudiste vivir. Dime, por favor, para que pueda sentir un instante de paz, si por lo menos en tus ensoñaciones apareció ese amor y que duerme junto a ti en la eternidad".

Ana Obregón y Carolina Monje

Según ha contado la actriz, finalmente utilizó el esperma que el joven dejó en Nueva York para tener a la pequeña Ana Sandra Lequio Obregón por vientre de alquiler en Miami, donde este método sí es legal. Aless habría dicho, días antes de morir: "Mamá, papá. Si me pasa algo, acordaos de la muestra que dejé en el laboratorio de Nueva York. Quiero tener hijos, aunque ya no esté. Es mi deseo. Prometedme que lo vais a hacer. Por favor", recoge Obregón en su libro.

Sin embargo, existen otras versiones. Tal y como adelantamos en Informalia, Aless designó a Carolina como receptora de sus muestras y esta, después de su muerte, firmó un documento ante notario renunciando al esperma del hijo de Ana Obregón. En ningún momento, Aless pidió a su novia que fuera madre en el futuro con su esperma. Sin embargo, sí le donó las muestras depositadas por si a ella le apetecía utilizarlas. Nuestras fuentes coinciden en diferenciar ambas cosas: el hijo de Obregón jamás transmitió a su novia que tuviera el deseo de que concibiera un ser con su semen, solo se lo dejó por si, en un futuro, a su libre elección, ella tomara libremente la decisión de hacerlo.

Según fuentes muy cercanas, la relación entre Ana y Carolina se tensó y se enfrió a medida que pasaron los días sin el hijo del conde italiano. Las conversaciones se limitaron a cuestiones relacionadas con la fundación, pues la joven diseñadora quiso ayudar económicamente a través de la venta de sus prendas de ropa. Incluso existen mensajes malsonantes de la actriz a Carolina en momentos de arrebato, a los que Monje no entró pensando en el inmenso dolor que sentía por la muerte de su único hijo.

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Esta Semana Santa, sorprendentemente, Carola recibió un mensaje en son de paz de la presentadora desde Miami, en el que incluso la animó a conocer a la pequeña Ana Sandra Lequio Obregón cuando regresara a España. ¿Quería Ana acercar posturas con ella y seguir contando con el ejemplarizante silencio público que ha mantenido hasta la fecha?

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