Este miércoles 19 de abril se lanza El chico de las musarañas, el libro que Ana García Obregón terminó de escribir utilizando las 72 páginas que su hijo escribió sobre su enfermedad. Todos los beneficios de los derechos de autor irán destinados a la Fundación Aless Lequio, que recauda dinero para la investigación contra el cáncer.
Este libro fue una de las últimas voluntades del joven emprendedor, que falleció el 13 de mayo de 2020 por sarcoma de Ewing. Las otras dos: la propia fundación y tener descendencia, tal y como la protagonista de Ana y los 7 desveló en su famosa exclusiva en la revista del saludo, poniendo como testigo de aquella voluntad a Alessandro Lequio: "Nos lo comunicó de palabra a su padre y a mí una semana antes de fallecer'", contó.
En el libro, la actriz y presentadora da más detalles acerca de cómo se produjo esta conversación en el hospital de Barcelona donde el joven pasó sus últimos días de vida: "Mamá, papá. Si me pasa algo, acordaos de la muestra que dejé en el laboratorio de Nueva York. Quiero tener hijos, aunque ya no esté. Es mi deseo. Prometedme que lo vais a hacer. Por favor". Recogiendo estas palabras, Ana también desvela que su hijo dejó muestras de su esperma en Nueva York, y no solo en Barcelona donde se obtuvo material gráfico de Aless y su padre entrando a la clínica de fertilización.
Ana cumplió con esta supuesta última voluntad del joven al tener, el pasado 20 de marzo, a la pequeña Ana Sandra Lequio Obregón por vientre de alquiler en Miami, donde este método sí es legal. "Es un pacto único y milagroso que hicimos en tu última semana de vida en el hospital. Fue tu última voluntad, no es tu libro ni tu Fundación, y te juro que lo voy a cumplir por inalcanzable y difícil que parezca, porque es el pacto que da sentido a mis latidos y me perdona la vida cada día", cuenta Obregón.
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En el momento de cerrar el libro, la pequeña todavía no había llegado al mundo: "Pronto tendré en mis brazos a tu hija, mi nieta. Se llamará Ana Sandra. Mi corazón estará lleno de amor y emoción al abrazarla. Mi chico de las musarañas, ya no continuaré agonizando en esta muerte lenta, ahora me vaciaré de paisajes dolorosos porque tu hija me prestará tu sonrisa y tu corazón. Ahora quiero vivirme".