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Tenemos el relato original de Aless Lequio: así son sus musarañas, que se llaman Cúpula, Muria, Sophia y Estendor

Sale oficialmente este miércoles pero en Informalia nos hemos hecho con el germen del libro que comenzó Aless Lequio y terminó Ana Obregón a partir de los textos de su hijo. El chico de las musarañas lo empezó Aless cuando le diagnosticaron el cáncer. Las palabras de Aless nos transmiten emoción y demuestran una sensibilidad a flor de piel. Con ellas, su madre construyó el libro de que todo el mundo habla.

El libro es según, ha explicado su coautora, uno de los tres deseos que había pedido su hijo que se cumplieran. Recordemos que los otros dos son la Fundación Aless Lequio (creada en febrero de este año) y, según sostiene la actriz, el nacimiento de Ana Lequio Obregón.

Nos adelantaron en la editorial que se trata de "un relato sincero, ácido, irónico, vibrante, con un sentido del humor único, que no pudo terminar, y que nos descubre el talento, el carisma y la personalidad de un joven que, sin duda, hubiera triunfado como escritor". Los beneficios íntegros de su venta van para la Fundación, un admirable gesto que honra a la presentadora, en eso no hay voces críticas.

El éxito está asegurado si atendemos a las cifras de la preventa: El chico de las musarañas ocupa el número uno en Amazon y se ha lanzado una segunda edición, como se encargó de comentar Ana Obregón: "Un millón de gracias a todos por comprarlo. Y por vuestra solidaridad".

La publicación a la que hemos tenido acceso consta de 312 páginas, de las cuales 72 están escritas por Aless Lequio. Y Ana Obregón aseguró que se ha respetado lo que escribió su hijo sin dejarse ni una coma.

Este martes, la actriz anunciaba orgullosa la esperada e inminente salida a la venta: "Mañana, uno de tus deseos se hará realidad. Todos podrán comprobar tu talento como escritor y tu lección de vida ante el cáncer", dice. La presentadora señala que el libro se ha escrito "con lágrimas rojas ante la pérdida del amor de mi vida, pero creo que es un huracán de sentimientos que creo que os va a inspirar". Sí que nos inspira. Y evoca al Aless que conocimos, un joven absolutamente extraordinario.

Aunque sale a la venta este 19 de abril, la editorial avanza que "el libro será presentado ante los medios de comunicación próximamente" y se ha comentado que Ana "va a hacer una presentación masiva".

Las musarañas de Aless tienen nombre 

Las musarañas de Aless tenían nombre en su relato original, el germen de todo, el libro más famoso de España desde que Cervantes escribió El Quijote. Gracias a las palabras sasbemos cómo son, porque las describe estupendamente. Las bautizó como Cúpula, Muria, Sophia y Estendor.

Su preferida es la primera. La define Aless como una musaraña "ambiciosa, luchadora y positiva". También la califica de "carismática e inocente", y añade que "vive en un mundo donde nadie esconde nada cuando todos ocultan algo". Aless dice que "a través de Cúpula, aprendemos más y más rápido".

La segunda musaraña que nos presenta se llama Muria. Para Aless ésta es "nostalgia pura" y que "vive bajo un halo de pesimismo constante", añade el autor de la parte más importante del libro, el que no está escrito por Ana Obregón. Una de las virtudes de la musaraña Muria "es mantener vivo el recuerdo de los momentos bonitos en tiempos oscuros". También dice nuestro recordado Aless que "llorar sin soltar lagrima es de cobardes". No le falta razón.

"¿Cuánto te gusta tocarme los cojones, aunque no haya cojones que tocar?"

La tercera musaraña tiene nombre de reina o de infanta, o ambas. Se llama Sophia. La frase que atribuye el escritor en su libro póstumo a esta tercera amiga es muy ilustrativa: "La eterna felicidad es para el eterno gilipollas". Es verdad, ¡Ay de aquellos que van repitiendo día y noche que son felices! Aless asegura que recurría a Sophia "cuando la vida se tambalea en un gesto de interrogación". Dice de ella demás que es "experta ama de llaves para portones monstruosos que quedan entreabiertos e inundan la mente de pensamientos que quitan el sueño y borran las ganas de despertar". Esto promete. Pero seguimos. "¡Oh Sophia, Sophia mía, nunca te dejaré de amar, pero ¿cuánto te gusta tocarme los cojones, aunque no haya cojones que tocar?", exclama el autor.

El cuarto y último musaraño se llama Estendor, y Aless se refiere a él como musaraña, en femenino. Pero luego añade que esta "alejado de la mano de la lógica y la comprensión humana", y añade que "Estendor no tiene filtros". Dice de él que "sus reflexiones casi siempre sugieren darle un zapatazo en la ingle a la persona que tenemos delante" y califica al musaraño como "un sabueso con sentido del humor, bruto y bastante avispado". Una frase en inglés escribe sobre él: "You don't wanna fuck with...". Aless era inteligente, culto, sensible, imaginativo y cariñoso; y esas y otras de sus muchas virtudes están ahí, en los textos escritos por El chico de las musarañas.

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