La reconciliación de Tamara Falcó con Iñigo Onieva no es un plato de buen gusto para algunos de los familiares de la marquesa de Griñón, que consideran al novio recuperado un juerguista y no creen que se haya reformado en estos meses de separación de la hija del fallecido Carlos Falcó. Los rumores apuntan a que la misma Isabel Preysler era contraria a esa reconciliación. Le cuesta perdonar la infidelidad de Iñigo a su hija y, por el momento, no quiere que Onieva aparezca por su casa, no sería bienvenido, aunque respeta la decisión de Tamara de volver con él.
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Iñigo ha pasado de ser el rey de las juergas nocturnas a un fervoroso católico practicante, pero es el mismo que mintió sin pestañear a la prensa y a su amada sosteniendo, hasta que fue descubierto, que el famoso vídeo del beso era de hace años. Hará y dirá lo que sea por recuperar a Tamy. Ya lo ha hecho.
Les vieron ya juntos en la misa de Nochebuena, como para mostrar que se ha contagiado del catolicismo de su chica. Dicen que reza más que nunca y que Dios le marca el camino a seguir, alejado de las malas compañías y de los festejos de antaño.
Tamy, de todas formas, le ha advertido que no habrá un nuevo perdón si repite infidelidades pasadas. Iñigo le ha prometido que ella, y nadie más, es su gran amor. Y que no cometerá más errores.
