Quién iba a imaginar que este 28 de diciembre, Día de los Santos Inocentes, y tras meses de revuelo mediático por las andanzas amorosas de Tamara Falcó, nos íbamos a encontrar con un auténtico bombazo: las declaraciones de su madre, Isabel Preysler, anunciando el fin de su relación con Mario Vargas Llosa.
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En estos momentos, la reina de corazones se encuentra fuera, de vacaciones en Miami, mientras que el Premio Nobel de Literatura capea el temporal en el centro de Madrid, en el piso de la capital donde vivió con su ex esposa (y prima), Patricia, y sus hijos.
El ático del peruano se encuentra a escasos metros del Palacio Real, tiene 283 metros cuadrados y una terraza de hasta 30 metros. El piso se encuentra en un edificio en el que también se alquilan otras viviendas a modo de Airbnb. De esta residencia ya salía y entraba de forma rutinaria a mediados de año, cuando se puso en el foco un posible distanciamiento entre la socialité y el autor de La ciudad y los perros.
En aquel momento, negaron una crisis que ahora ha saltado definitivamente por los aires. Incluso se comentó que iba al piso con frecuencia para evadirse en su preciada biblioteca, su lugar más sagrado.
La relación entre la ex de Julio Iglesias y el escritor ha terminado tras casi ocho años juntos. "Mario y yo hemos decidido poner fin a nuestra relación definitivamente", desveló Isabel este miércoles en su revista amiga. Dentro, el semanario habló de una escena de celos infundados que tuvo lugar hace algo más de una semana. Al parecer, fue la gota que colmó el vaso.
Tras la versión de Isabel, también se ha conocido la del propio entorno de Vargas Llosa. En El País han asegurado que los diferentes estilos de vida de los dos han sido el detonante de la ruptura más mediática del año. Además, han asegurado que ya intuían desde 2021 el final de la relación por el relato Los Vientos, que el intelectual publicó en Letras Libres aquel año. No tiene desperdicio, ya que el protagonista de la historia lamenta haber dejado a su mujer por otra.
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"Todas las noches, parece mentira, desde que cometí la locura de abandonar a mi mujer, pienso en ella y me asaltan los remordimientos. Creo que solo una cosa hice mal en la vida: abandonar a Carmencita por una mujer que no valía la pena (…). Todas las noches pienso en ella y le pido perdón", escribió. Hay que recordar que su relación con la viuda de Miguel Boyer se estrechó en 2015 cuando él todavía estaba casado con Patricia. "Fue un enamoramiento de la pichula, no del corazón. De esa pichula que ya no me sirve para nada, salvo para hacer pipí", añadió el Nobel en su relato, que ahora cobra más sentido que nunca.
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