Hace tiempo que no vemos a Concha Velasco salir de la residencia Orpea Punta Galera, a las afueras de Madrid, a la que decidió trasladarse (como adelantamos en primicia) después de abandonar el centro de la tercera edad en un barrio céntrico de Madrid, cuando dejó la casa familiar. La gran actriz, que cumple 83 en un mes, salía de vez en cuando al teatro con sus hijos, sobre todo con Manuel, pero desde antes del verano no hemos vuelto a verla disfrutar de algún espectáculo en la ciudad.
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"La salud de Concha Velasco no pasa por un buen momento", nos dicen personas cercanas a la familia. La semana pasada, Concha recibió la visita de su amigo, el director Pedro Olea, con quien hizo películas memorables como Tormento o Pim, pam, pum, fuego (1975), una de sus interpretaciones más aplaudidas, donde demostraba su gran talento y versatilidad.
Los amigos de siempre no olvidan a Concha, un personaje entrañable, inteligente y persona siempre llena de humor y conversación. Están preocupados por su salud y por su estado de ánimo. Aunque esta residencia, cercana a la localidad madrileña de Las Rozas, tiene jardines y mucho espacio para estar al aire libre, Concha echa de menos su casa, sus cosas y a su familia.
