Florentino Pérez ya no quiere el yate que de 32 metros de eslora y capacidad para acoger más que cómodamente a ocho personas. El buque lleva el nombre de su mujer, Mari Ángeles Sandoval, cuyo cariñoso apelativo dio nombre a El Pitina. Con ella pasaba en el barco los veraneos. Fallecida hace ya diez años, con solo 62, de un infarto tras superar un cáncer, pasó prácticamente toda su vida con el hoy presidente del Real Madrid y de ACS. Decían quienes la conocían que Pitina era más madridista que el propio Florentino.
La nave le costó unos 18 millones al presidente merengue en su día pero la vende por mucho menos. Pedía algo más de dos. Apenas le daba uso. Este viernes Florentino Pérez cierra la temporada y el primer semestre antes de veranear. Tiene la presentación a los analistas de los resultados de ACS.
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Después Florentino se escapará a Estepona y a Sanxenxo, donde cumple el rito de verse con Mariano Rajoy y Feijóo. Aunque ya sin su barco de siempre, Florentino pasará por Mallorca también, donde suele encontrarse con Butragueño o Raúl González. Allí, aunque ya vendió su retiro balear, una mansión valorada en unos 25 millones de euros, regresa para encontrarse con su hija Cuchy, que permanece fiel a las baleares.
Esta última disfruta entre Ibiza y Mallorca del anterior barco de su padre, también bautizado en su día como Pitina. La dueña del restaurante El Babero, en el madrileño barrio de Salamanca, pasa parte del verano entre Mallorca e Ibiza.
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Pero, a sus 75 años, el ingeniero de Caminos que pilota al actual campeón de la Champions no tiene demasiado tiempo libre porque el 10 de agosto tiene una cita en Finlandia para asistir a la final de la Supercopa de Europa, entre el club blanco y el Eintracht de Fráncfort, que se celebra en Helsinki. Después comienza la Liga, que le llevará a Almería, donde el equipo blanco debuta en esta edición para defender el título.
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El comprador del Pitina es el abogado Manuel Broseta Dupré, presidente y máximo accionista de del despacho que lleva su apellido. El valenciano, que tenía una embarcación de menor tamaño, vendió por unos diez 10 millones de euros Lexer, su filial de recobros, a Magnun Industrial Partners, el fondo de capital riesgo de Ángel Corcóstegui, que posteriormente lo traspasó a BC Group, propiedad de la familia real de Liechtenstein.
