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¿Por qué Sarah Jessica Parker y Kim Cattrall, dos de las protagonistas de 'Sexo en Nueva York', ya no se hablan?

Es uno de los enfados más legendarios entre las protagonistas de series. Normal si se tiene en cuenta que durante seis temporadas, Sarah Jessica Parker y Kim Cattrall compartieron platós, y salarios cuantiosos, por su participación en Sexo en Nueva York. Su amistad se rompió de manera aparatosa por razones contractuales que perjudicaron a todas. Años después, Parker ofrece por primera vez su versión de los hechos. Reconoce que, para ella, es muy difícil hablar de su relación con Kim.

Los problemas empezaron en 2017, cuando se iba a rodar la tercera película basada en la serie. Kim Cattrall se pegó un tiro en el pie, y de paso también el de sus compañeras, por las demandas que exigió en su contrato a Warner Bros, la productora que ponía el dinero y se encargaría de su distribución, que las consideró inadmisibles, según informa The Hollywood Reporter. La actriz quería que también la compañía produjese una película suya que no tenía nada que ver con Sexo en Nueva York. El resultado fue que el proyecto se cayó antes de empezar. "¿Nos decepcionó a mí, a Kristin Davis y a Cyntia Nixon? Por supuesto, pero estas cosas suceden".

De ahí que no participase en la secuela televisiva. Parker da su versión: "No le pedimos que fuera parte de la producción. Ella dejó claro que no quería seguir y ya no nos sentíamos cómodas con ella. Eso no es golpear o boicotear su carrera, forma parte del aprendizaje. Ha hablado muy mal de mí públicamente y no quería estar con nosotras y la realidad es que ha sido un rodaje muy placentero", afirma Parker. Tampoco soporta que lo llamaran "una pelea entre gatas". "Una pelea, una pelea... Nunca he pronunciado esa palabra sobre alguien con quien he trabajado. No hay una lucha en marcha ni he hecho acusaciones sobre ella públicamente". Parker, contundente, afirma: "No le voy a decir a Kim que no lo haga, ni a nadie. Eso también ha sido un poco doloroso para mí. Simplemente no hay nadie más que haya hablado de mí de esta manera". 

No es la primera vez que surgen este tipo de conflictos en que los protagonistas delante de la cámara se quieren y alejados de los focos no se soporten. En Sensación de vivir, Shannen Doherty y Jennie Garth no se tragaban. Otra de las protagonistas, Tori Spelling, afirmó que había un ambiente tan negativo que en más de una ocasión sus peleas acabaron con las dos rodando por el suelo. 

Richard Gere y Debra Winger se morían de amor en Oficial y Caballero (1982) por exigencias del guion. En la realidad, Richard no soportaba la actitud prepotente de Debra y se peleaban a la vista de todos. La actriz dijo que ese rodaje fue "la peor experiencia de mi vida". Estos son solo dos ejemplos de que las pantallas hacen milagros y sus protagonistas pasan del amor al odio.

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