El mercado de las antigüedades ha fluctuado en los últimos años mucho en diversos campos, pero hay algunos campos en los que permanece estable. Y uno de ellos es el de la joyería denominada como histórica. Deborah Elvira, expone algunas de sus mejores piezas en la Academia de Bellas Artes de San Fernando en el ámbito de Gabinete Art Fair que permanecerá abierto hasta día 12 de mayo, y ha explicadp los secretos del coleccionismo de antigüedades con más glamour, el de las piezas del siglo XVIII y anteriores.
No hace falta ser la Reina de Inglaterra para lucir una pieza con historia. En su stand se pueden adquirir joyas con valor histórico cuyo precio oscila entre los 350 euros de un maravilloso broche con un águila bicéfala a los 60.000 euros de una cruz relicario.
Se dice que las joyas tienen aura, y aunque Deborah Elvira no es nada mística, reconoce que en algunas piezas antiguas que han pasado por sus manos a lo largo de su carrera profesional se percibe una fuerza especial y mucha dulzura: "Han sido conservadas con amor durante 400 años a veces, Las joyas antiguas tienen historia y en algunas se percibe una fuerza muy especial. Son cosas que se valoran y se veneran. Hay mucho cariño y entusiasmo en ellas ".
El mismo entusiasmo pone Deborah al hablar de un tesoro de cuya venta ocupó, el del galeón Concepción cuyo rescate fue sufragado por el gobierno de la República Dominicana. El National Geographic lo filmó todo. Las joyas, un anillo, una cadena y unos botones maravillosos, pasaron de las manos de la persona que las sacó del fondo del mar directamente a las suyas.
Hija del fallecido anticuario Luis Elvira, uno de los mayores expertos del mundo en hierro antiguo, Deborah comenzó a dedicarse al mercado de la joyería histórica "en el año 2007, el anterior la crisis, y desde entonces los precios siempre han sido los mismos. El número de operaciones ha sido similar. Yo no soy partidaria de que la persona que compre joyas antiguas lo haga como inversión, sino que se deje llevar por el corazón. Pero es cierto que se trata de un mercado muy estable, sólido".
Deborah recomienda a las personas que quieran explorar este tipo de coleccionismo que miren y vean mucho, ya sea en colecciones privadas o en Museo y que, ante todo, se dejen asesorar por un profesional. Son muchas las ventajas frente a otro tipo de antigüedades, y todas, absolutamente pragmáticas: "En primer lugar los precios no bajan. No hay mucha oferta. Es un coleccionismo de altísimo nivel, puedes coleccionar ilimitadamente porque no necesitas muebles, no necesitas una casa grande. Con una vitrina basta". Y lo más importante, "son cosas que puedes usar, te dan un cierto estatutos porque es cierto que este coleccionismo es para iniciados. No es el gran diamante que todo el mundo ve, el pedrusco de nuevo rico. Es para personas con otras inquietudes, te sitúa en un area de conocimiento muy especial. Y no hace falta mucho dinero: "Puedes encontrar cosas maravillosas por 300 euros, y hasta un anillo romano por 500, que puede ser muy bonito".
Deborah, que ha sido una de los cinco galeristas españoles presentes en TEFAF Maastricht, la Feria de Arte y antigüedades más importante del mundo. Al ser preguntada por ello, considera muy interesante y constructivo que la reina Letizia luzca cada vez más las joyas de pasar (una colección privada que como su nombre indica pasa de reina en reina) en actos oficiales. "La Corona es una institución. Las joyas tienen un valor artístico y cultural. El amor por la belleza es lo que nos diferencia de los animales y no hay que avergonzarse de ello. No entiendo que la gente critique los medios que se van a destinar a restaurar Notre Dame. Y al igual que en los actos oficiales se lucen las alfombras más maravillosas y los lujosos muebles del Palacio, una reina puede ser un escaparate magnífico para la historia de un país e incluso de su patrimonio".
Desgraciadamente, España no es el Reino Unido, con su cámara acorazada en la Torre de Londres. Las mejores joyas españolas están en el extranjero, como La Peregrina, usurpada por José Bonaparte, que siglos más tarde Richard Burton llegó a regalar a Elizabeth Taylor; o el rubí de Pedro el Cruel, engastado en la Corona Imperial Británica. También "hay una colección muy interesante en el Victoria and Albert Museum de Londres", añade Deborah, aunque precisa que "hay muchas joyas españolas muy bonitas distribuidas por diversos museos, y no todas se enseñan". Y cada joya histórica es un una oportunidad maravillosa para liberar la imaginación y el ensueño.