¿Se puede cenar opíparamente y bailar al mismo tiempo? Sí, y el lugar donde lo hacen los ricos y famosos es el Teatro Dinner Marbella Show, en Puerto Banús, una Luxury Experience donde es factible degustar delicias de primer nivel al ritmo de la música.
En la cocina, el Chef Manuel López Quiñones, que aprendió parte de lo mucho que sabe en los fogones junto a Sergi Arola. En el escenario y también bailando junto al público, artistas de primera línea como el cantante y bailarín neoyorkino Rolando Gómez, famoso por sus papeles de Mufasa y Scar en el musical El Rey León, que despliega toda su gracia y magnífica voz en un espectáculo único. Su fabulosa musculatura solo es comparable a su talento. Rolando, que ha actuado en los mejores escenarios de Estados Unidos, Austria y México, es capaz de emocionar al público aficionado a la ópera con una magnífica interpretación del Caruso (Ti voglio Benne Assai) y cubrir su cuerpo de plumas para bailar con una coreografía a caballo entre los mejores números de Carmen Miranda y Hugh Jackman en Broadway, con The Boy from Ozz. Es feliz con su trabajo: "Esto es como una fiesta. Yo en Nueva York llevo una vida ordenadísima. Me acuesto muy pronto, me levanto temprano, hago castings para espectáculos líricos, soy profesor de baile y de canto, dirijo coros... Y aquí cada noche es una fiesta".
La fiesta empieza en cuanto se cruza la puerta. Los camareros-acomodadores son también bailarines. Cada diez minutos los comensales pueden ponerse en pie, la música y la diversión no cesa en todas las noches. El espectáculo, muy interactivo, tiene reminiscencias de los mejores cabarés berlineses de entreguerras y combina las coreografías más modernas con números de un lírismo profundo y evocador. Los bailarines son de primer nivel y han actuado en las giras de los mejores cantantes nacionales e internacionales.
Se trata de un tipo de espectáculo que se inició en Ibiza, pero en Marbella introduce conceptos distintos. Tiene el valor añadido de un club de coctelería de los mejores del mundo. La base de la oferta gastronómica es el producto excelente local con un guiño a la gastronomía asiática, con algunas influencias mexicanas. Cocina ecléctica e internacional. La carne, muy bien preparada, no desmerece en absoluto de los acompañamientos de verdura, tratada con mimo. El malagueño López Quiñones se define a sí mismo como un "cocinero redondo, no me vale lo de presumir solo de preparar un tipo de platos. Y yo, a parte de cocinero, soy gestor. Tengo un equipo de once personas que se rompen el alma todos los días, mi mayor preocupación es obtener lo mejor de los proveedores y que todo vaya como un reloj en la cocina".
La carta, muy variada, incluye platos como el risotto de setas de temporada con trufa y espárragos, el capaccio de presa ibérica con Idiazabal ahumado y piparra o el salpicón con gamba blanca de Huelva, pico de gallo y torta de maíz. O el solomillo de vaca rubia gallega en su jugo con patatas Robuchon, difícil de olvidar. Como el cebiche o la ensalada de quinoa con bogavante, pollo zarague con salsa quimuchi, el salmón marinado al horno con puré de patata violeta y pakchoy o la ensalada de burrata con gelatina de albahaca y caviar…
La oferta "está destinada a un público muy internacional, también ofrecemos carne jallal para los árabes o platos veganos. Adaptamos a las exigencias de nuestra clientela". Los postres, exquisitos. A destacar la mousse de tres chocolates con maracuyá y galletas y la piña osmotizada. El precio medio, con bebida incluida, es de 150 euros.
Cuesta trabajo decidir cuál es el plato fuerte: si lo que está en la cocina, si el espectáculo o la charla con los artistas, ya cambiados, en el Lounge, donde el público puede pasar un rato agradable comentando los detalles de una cena y una actuaciones únicas en el mundo.