Aunque se tiende a pesar que el sexo aumenta la felicidad, un estudio desarrollado en la Universidad de Carnegie Mellon en Pittsburgh (Estados Unidos), pone en duda eso de que cuanto más sexo tenemos, más felices somos.
Dicho trabajo, publicado por la revista The Journal of Economic Behavior & Organization, reclutó a 128 individuos, divididos en parejas heterosexuales, con edades comprendidas entre 35 y 65 años de edad, con el objetivo de averiguar cómo afecta a la felicidad la frecuencia sexual.
Una vez organizados, las parejas fueron asignadas al azar para formar parte de dos grupos: el primero tenía que continuar con sus relaciones sexuales habituales; mientras que el segundo tenía que duplicar la frecuencia de sus encuentros sexuales por semana. Además, tenían que rellenar varios cuestionarios cada día acerca de sus niveles de satisfacción, placer y felicidad.
Tras la revisión de los resultados después de tres meses de estudio, se descubrió que el grupo al que se le pidió que tuviera más relaciones sexuales había sufrido una disminución de la felicidad, así como de su deseo sexual y también a la hora de disfrutar el sexo.
Los expertos explicaron entonces que esta presencia de infelicidad no estaba motivada por tener que practicar más sexo, sino por el hecho de tener que practicarlo sin que surgiera de forma natural, sino como parte del estudio.
Tamar Krishnamurti, coautor del estudio, aclaró: "El deseo de tener relaciones sexuales disminuye mucho más rápidamente que el disfrute del sexo una vez que se ha iniciado. En lugar de centrarse en el aumento de la frecuencia sexual a los niveles que experimentaron al principio de una relación, las parejas deberían trabajar en la creación de un entorno que despierte su deseo y que haga que el sexo sea aún más divertido".