Los tratamientos de medicina estética se han popularizado por derecho propio. Su capacidad para rejuvenecer la piel sin necesidad de cirugía, su gran versatilidad o la posibilidad de combinarlos entre sí los han convertido en los protocolos estrella de centros como IMR. Sin embargo, su democratización ha hecho que también sea complicado dirimir cuándo es conveniente uno u otro. Es el caso de la toxina botulínica y los estimuladores de colágeno, cuyos resultados, duración y aplicaciones nos explica al detalle la Dra. Carmen Górriz, Subdirectora de la Unidad de Medicina Estética de IMR, centro de dermatología de vanguardia.
Toxina botulínica: relajación muscular para arrugas dinámicas
Tal y como explica la Dra. Górriz, la toxina botulínica bloquea temporalmente la contracción de los músculos faciales, suavizando las arrugas dinámicas, las de la frente, el entrecejo o las patas de gallo. Aunque se aplica principalmente para tratar las arrugas de expresión en el tercio superior, también se puede aplicar en el resto del rostro para quitar fuerza a ese músculo que está marcando la arruga, explica la especialista. En cuando a sus particularidades, éstas son las más destacadas:
- Es ideal como método de prevención para el envejecimiento prematuro.
- Resultados rápidos por sus efectos visibles en 2-7 días.
- Sus efectos duran entre 3 y 6 meses, aunque varía mucho según el paciente.
- Estimuladores de colágeno: restauración de volumen y calidad de la piel
Los estimuladores de colágeno tienen la capacidad de inducir la producción natural de colágeno, mejorando la firmeza y elasticidad de la piel con un efecto progresivo. Dependiendo de cómo se procesen, incluso son capaces de comportarse como rellenos, explica la Dra. Górriz. De hecho, añade, dependiendo del tipo de estimulador de colágeno con el que nos encontremos, las aplicaciones variarán:
- Hidroxiapatita de calcio: restaura el volumen y mejora la calidad de la piel. Ideal para pómulos, línea mandibular y manos.
- Ácido poliláctico: estimula la producción de colágeno a largo plazo, indicado para la flacidez facial y corporal.
- Polinucleóticos: mejoran la hidratación y regeneración celular, siendo ideales para pieles finas, ojeras y cuello.
No obstante, los bioestimuladores serán la opción más indicada cuando se quiera mejorar la densidad y firmeza de la piel, así como para quienes buscan un resultado natural y progresivo. En este caso, pueden aplicarse en todas aquellas zonas tanto del rostro como del cuerpo con pérdida de volumen o piel deshidratada. Mientras la toxina botulínica tiene una duración de unos seis meses, los bioestimuladores cuentan con una duración de entre los 12 a los 24 meses, dependiendo del producto empleado y la respuesta del paciente.

La combinación de tratamientos para conseguir los mejores resultados
La combinación de la toxina botulínica y los estimuladores de colágeno es ideal para un rejuvenecimiento global. Mientras la primera se ocupa de las arrugas dinámicas, los segundos son excepcionales para la mejora de la calidad y la estructura de la piel, diferencia la especialista. Al fin y al cabo, la elección del tratamiento adecuado depende de las necesidades individuales de cada paciente y debe ser realizado por un profesional médico especializado en medicina estética y dermatología, añade.
De hecho, la Dra. Górriz sigue apostando en 2025 por la combinación de tratamientos para obtener los mejores resultados. No hay un tratamiento mejor que otro, sino la correcta combinación de tratamientos para obtener un resultado integral, explica.