Esta biografía retrata a Harrison en su versión más multifacética: el hombre que habitaba detrás del personaje, un hijo leal, un amigo devoto y mujeriego. También, un maestro multiinstrumentalista, virtuoso a la guitarra, brillante compositor, letrista, cantautor, filántropo global, con un marcado perfil ecologista y pacifista y adicto a la cocaína. Harrison fue un estudioso del misticismo hindú, artífice de incorporar los sonidos del sitar indio al repertorio de los Beatles. Un instrumento que le fascinó desde 1965, a través del maharishi Mahesh Yogi, y que revolucionó al grupo con The White Album de 1968.
Cuenta el autor en esta biografía que Harrison, pese a ser considerado uno de los mejores guitarristas de la historia, luchó contra sus sentimientos de inferioridad. Gran contradicción para el firmante de glorias como While my guitar gently weeps, Something y Here comes the sun.
El músico nació en Liverpool en 1943, en el 12 de Arnold Grove, en una casa adosada. Su origen de clase obrera se convirtió en blanco de bromas de sus compañeros. Según Philip Norman, solo se le permitía contribuir con una o dos canciones por álbum de las tantas que escribía. Además de las tres joyas mencionadas, compuso su triple álbum de debut, ya en solitario, All things must pass, considerado como uno de los mejores trabajos de rock de todos los tiempos. Ahora, "los críticos de música moderna lo sitúan en el panteón de los dioses de la guitarra de los años 60, junto a Eric Clapton, Jimi Hendrix, Keith Richards y Jimmy Page", subraya el cronista. Aun así, Harrison nunca se consideró a sí mismo más que "un músico aceptable".
Fue "el beatle tranquilo" "el beatle de clase turista", tal y como él decía. Sin embargo, gracias a su talento, se ganó la admiración de la crítica con temas a la altura de los mejores de Lennon y McCartney, como la gran My Sweet Lord.
En plena Beatlemanía, George explotaba en los directos su rostro delicado, sus cejas arqueadas, su melena densa. Pero no era pródigo en sonrisas, algo que sus fans esperaban de él. Más magnetismo. Asegura el autor que esa fue la semilla de una idea chocante: ser beatle quizá no fuese la felicidad perpetua.
George aceptó el papel de guitarrista principal. Mientras, John y Paul arrasaban con sus egos y competían por acaparar la atención ante los fotógrafos de prensa. Fuera del escenario fue el más susceptible y temperamental de los cuatro.
"Mi hermano pequeño"
Se refugió en su mansión de Friar Park, una propiedad neogótica de 120 habitaciones a lo Downton Abbey en Henley-on-Thames, Inglaterra. Sin embargo, la hipotecó para financiar la película La vida de Brian, de sus amigos los Monty Python.
De corazón generoso, también pecó de desleal al seducir a la mujer de Ringo. Su segunda esposa, Olivia, mujer discreta durante sus 27 años de matrimonio, le salvó la vida en 1999 cuando un fan irrumpió en su mansión y le asestó múltiples puñaladas. "Era un tipo encantador, muy valiente, en realidad, era mi hermano pequeño", dijo una vez Paul McCartney. Murió en 2001, a los 58 años, por un cáncer de pulmón contra el que luchó durante más de un lustro.