La pinacoteca madrileña nos invita a contemplar por primera vez la trasera de sus pinturas en esta exposición inédita que concibe los cuadros como una obra total. Hasta el 3 de marzo.
Arrancó este proyecto del Museo Nacional del Prado con las Meninas de Velázquez. Se trata del único facsímil del reverso del clásico del pintor sevillano. La pieza, obra de Vik Muñiz dentro de su serie verso, es idéntica al original en medidas (320,5 x 281,5 centímetros, foto superior) y cuenta con materiales y tejidos similares. Tanto el marco como el bastidor son de madera de pino con vetas, nudos, remaches y manchas como los que presenta el óleo velazqueño. En cuanto al lienzo, Muñiz hizo un conteo de los hilos del original y reprodujo un lino con el mismo número de hilos. Las manchas oleosas que traspasan el lienzo, y que se aprecian en la trasera de la obra de Velázquez, han sido reproducidas con gouache y acuarela. La instalación en El Prado de esta cara B del maestro andaluz supone una oportunidad irrepetible para contemplar este clásico de forma integral. Se puede visitar en la sala 12 del edificio Villanueva de la capital hasta el 3 de marzo.
A la estela de las Meninas nos llega Reversos. La exposición nos descubre las traseras de clásicos gracias a un largo proceso de investigación en sus bastidores. Encontramos préstamos nacionales e internacionales como Assemblage y graffiti (1972), de Antoni Tàpies procedente de Fundación Telefónica; Cosme I de Médici de di Cosimo, de la Colección Abelló; el Autorretrato de Van Gogh, procedente del Van Gogh Museum de Ámsterdam; y Artista en su estudio, de Rembrandt, del Museum of Fine Arts de Boston, entre otros. Foto inferior: Autorretrato atribuido a Orazio Borgianni. Óleo sobre lienzo, 95 x 71 cm. (1600-10) Madrid, Museo Nacional del Prado.
El capítulo central de la exposición, Caras B, está dedicado a obras que pueden calificarse como bifaces. En ellas, el reverso tiene entidad artística y complementa la imagen principal. Podemos ver la espalda de una figura que se veía de frente, como el anverso y reverso de Monja arrodillada, de Martin van Meytensun; o las dos caras de un retrato, como el de ¿Giulio Mellini? y paisaje con un naranjo y escudos de armas, obra anónima veneciana (antes atribuida a Marco Marziale); o el autorretrato atribuido a Orazio Borgianni (1600-1610). También, vemos en las traseras información heráldica, dibujos y esquemas geométricos. Está abierta hasta el 3 de marzo.