Espectacular interiorismo de Jean Porsche. Colores cálidos, luz tenue, texturas acogedoras en mobiliario y grandísimos ventanales. Tres locales unidos dan cobijo a Lelong Asian Club, el espléndido y nuevo restaurante de María Li Bao, alma y corazón del grupo China Crown en la capital.
Lelong Asian Club abre sus puertas en el número 9 de la Carrera de San Jerónimo, a un paso de la Puerta del Sol y a otro del Hotel Four Season, la nueva milla de oro capitalina para celebrar y para ir de compras. Michel nos recibe y nos ofrece el home tour, con paseo por la bodega. Una carta líquida de mil referencias, con sus Vega Sicilia, Dom Pérignon y Pétrus. El restaurante cuenta con dos ambientes, uno más casual, con Dj y otro "más formal, para eventos". Se han respetado las tres grandes puertas originales (maravilla), que daban entrada a los antiguos establecimientos de esta finca de emblemático urbanismo madrileño de 1886. "Fachada intocable, está todo protegido, no se puede tocar nada", apunta Michel. Vemos los mármoles originales y las columnas del interior. Todo en perfecta sincronía cosmopolita, urbana y exquisita. Puro placer.
El chef Sergio Sanz ha preparado un menú de nueve pases, que va regado con un Verdejo de Menades y un Pruno, tempranillo Ribera del Duero. La nueva cocina de María Li Bao es de carta conservadora pero llena de inspiración. Lleva la firma de Felipe Bao.
Arrancamos con los sticks de berenjena con algodón de pollo, crujientes y ligeros. Saboreamos el bocado del emblemático pato laqueado de China Crown "para comer con la mano", nos dice María. Viene acompañado por un petit four de foie. Sobresaliente la ostra gallega con salsa ponzu y lima, antesala de la lubina, en usuzukuri con un ligero pico de gallo. Grandísimo corte para el nigiri de salmón flambeado y grandísimos también los dim sum variados, marca de la casa. Nuevo homenaje al pato, que llega en ensalada templada de brotes tiernos y granos de granada. Culminamos el apartado de carnes con una costilla de vaca vieja Sangrilah confitada. Cinematográfica presentación en bandeja cubierta por una campana que, al levantar, libera aromas del cocinado. La carne va con el arroz tropical, servido en una piña natural que hace de bol. De cierre, el postre. Tarta de manzana fina finísima acompañada de helado de jengibre y toque de pimienta sichuan.