Los más jóvenes (y los no tan jóvenes) suelen empezar el año despertándose a primera hora de la tarde después de una noche de desenfreno, comer las sobras de la cena de Nochevieja y ver alguna película de Netflix para, por fin, volverse a acostar temprano. Pero este día de Año Nuevo no se pasa solo: te acompaña la desagradable resaca.
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Esta sensación, que puede durar hasta pasadas 24 horas, hace que te arrepientas una y otra vez de las cantidades de alcohol ingeridas durante el día anterior, que viene movidito al mezclar diferentes bebidas y alimentos que tampoco facilitan la digestión. Los síntomas pueden variar en función de la persona, pero los más comunes son: cansancio, sed, dolor de cabeza, dolor muscular, dolor de estómago, sudor, ansiedad, vértigo, ansiedad, irritabilidad, sensibilidad a la luz y al ruido y presión arterial alta.
¿Qué provoca los síntomas de la resaca?
Todos estos síntomas están provocados por una serie de factores como la deshidratación, la interrupción del sueño, irritación gastrointestinal, inflamación y la exposición al acetaldehído. Para entender qué es la resaca desde un punto de vista científico, hay que recordar que el alcohol es una sustancia que nuestro cuerpo debe eliminar rápido y que inhibe la liberación de vasopresina, una hormona producida por el cerebro que se encarga de enviar señales a los riñones para que retengan líquidos. Los niveles bajos de esta hormona hace que la frecuencia para orinar sea más alta.
Pero aun hay más. El alcohol aumenta la producción de ácido gástrico y secreciones del páncreas en el intestino. Las alteraciones en el aparato digestivo provoca dolor abdominal, nauseas o vómitos. Todo esto hace que se produzca un descenso en los niveles de azúcar en sangre. De ahí que el consumo de grandes cantidades de alcohol conlleve temblores y/o convulsiones.
No solo los genes tienen la culpa
Como decimos, la resaca puede ser más o menos intensa dependiendo de la persona. Pero, ¿cuál es el motivo por el que sucede esto? Ciertos estudios recogidos por la BBC, explican que las personas que tienen una variación del gen ALDH2 son propicios a tener más resaca. Al beber alcohol, la enzima alcohol-deshidrogenasa lo descompone en acetaldehído, una proteína clave para que la resaca haga acto de presencia. Esta variante limita la descomposición del acetaldehído, produciendo síntomas más severos de la resaca.
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También hay que tener en cuenta otros factores como la edad y el sexo. El medio británico también recoge una encuesta, en la que se concluye que la intensidad de la resaca se reduce en las personas de mayor edad. Por lo tanto, los más jóvenes tuvieron más resaca. Además, se piensa que la ansiedad, la depresión, el estrés e, incluso, la personalidad, puede provocar una resaca más intensa.