Las cenas de empresa y las reuniones entre amigos marcan el inicio de la Navidad, que este año no estará marcada por un virus, sino por la inflación. La subida del precio de los alimentos ha provocado que los españoles miren mucho más los precios y opten por hacer la compra de las cenas de Nochebuena y Nochevieja con una mayor antelación.
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Una vez más, los productos estrella de estas fechas serán la carne (el cordero sobre todo), y el marisco. Y sí, otra vez más te tocará aguantar ver cómo tu cuñado o tu suegro chupa las cabezas de las gambas o los langostinos. Es un bocado exquisito, todo un manjar, pero también es la parte más peligrosa para la salud.
La Agencia Española de Seguridad Alimentaria y Nutrición aconseja limitar "en la medida de lo posible" el consumo de carne oscura que hay en las cabezas de los crustáceos por los elevados niveles de cadmio que contienen. Se trata de un metal pesado que está en el medio ambiente de forma natural y que llega al organismo a través de los alimentos.
Altos niveles de cadmio
El cadmio "se acumula principalmente en el hígado y en el riñón entre 10 y 30 años", explican, y es una sustancia tóxica que puede "causar disfunción renal". Además, la OMS lo ha catalogado como cancerígeno.
"También puede causar desmineralización de los huesos, bien de forma directa o indirectamente como resultado de la disfunción renal. Después de una prolongada y/o alta exposición, el daño tubular evoluciona de manera que se produce una disminución de la tasa de filtrado glomerular y puede llegar a provocar un fallo renal y, a largo plazo, cáncer", añaden.
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Los sulfitos son otro problema de las cabezas de las gambas. La industria pesquera añade estas sustancias para evitar que se ennegrezcan. Según un estudio de la Unión Europea, son perjudiciales para la salud, pues pueden provocar reacciones alérgicas y hasta ataques de asma, a quien padezca esta enfermedad.
Mejor con moderación
No obstante, no hay que alarmarse. El consumo esporádico de la carne que contiene las cabezas de las gambas no es dañino para la salud. Tampoco hay que preocuparse por el colesterol y el ácido úrico "por chupar tres langostinos en una cena", tal y como explicó la tecnóloga de los alimentos Beatriz Robles en el programa de TVE Saber Vivir. "Suben por otros excesos, fundamentalmente por las carnes rojas y, sobre todo, por el alcohol".