El jamón es uno de los artículos que más triunfa durante estas fechas. Suele ser muy habitual que este alimento forme parte del menú que se sirven en los eventos de Navidad o en las cestas que dan las empresas a sus trabajadores o, que se sirva en nuestra mesa en las cenas de las fechas clave, Nochebuena y Nochevieja, directamente.
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Sin embargo, no es lo mismo comerse un jamón que una paletilla. No dejes que te engañen, pues pese a que los dos productos provienen de las patas del cerdo, presentan diferencias en cuanto a tamaño, sabor y precio. Las analizamos a continuación.
La paletilla es de menor tamaño
Hablaremos del tamaño en primer lugar. El jamón suele pesar en torno a siete kilos y proviene de las patas traseras del cerdo. La diferencia es grande, porque la paletilla procede de las patas delanteras y pesa cinco kilos aproximadamente. ¿Y qué ocurre si compro el jamón envasado? Las lonchas de la paletilla son muchísimo más finas.
Si hablamos del sabor, apenas notarás diferencia a no ser que tengas un paladar exquisito. En boca, el jamón suele ser algo más suave, mientras que la paletilla tiene un sabor más potente. Pero, como decimos, si no entiendes mucho no lo notarás.

El jamón es más caro
En cuanto a tiempo de curación, hay que fijarse bien en el etiquetado de la pieza. Mientras que un jamón oscila entre los 15 y los 36 meses, el de la paletilla se reduce a un período más corto, de entre 13 y 24 meses.
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Por último, y teniendo en cuenta todo lo anterior, el precio de uno y otro será diferente. El jamón es más caro debido a que la pieza es más grande y porque su tiempo de curación es mayor. Aun así, todo dependerá del tipo de jamón que se elija. No es lo mismo un jamón de cebo que un jamón de bellota. Los más caros son los de bellota 100% ibérico, que tiene más de cinco años de curación.