Las vacaciones de verano ya han quedado en el olvido para muchos. Por desgracia, ha tocado olvidarse rápido de vivir sin horarios para volver a la rutina: los madrugones, los atascos, los agobios en el transporte público, comer de tupper o llevar a los niños al colegio.
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El café es uno de los mejores aliados para combatir contra el estrés del día a día. Hay quien lo tiene como ritual cada mañana, levantándose con tiempo para preparar su café mientras se informa de las últimas noticias en la radio o la televisión. Pero también los hay que prefieren llevárselo en un termo para bebérselo de camino al trabajo.
Para los más adictos, el café de por la mañana no será el único a lo largo del día. Su poder estimulante proviene de su alto contenido en cafeína. Además, diferentes estudios aseguran que su consumo está asociado a numerosos beneficios para la salud. Por ejemplo, protege frente al Alzheimer u otras patologías cardíacas.
El café también ayuda a mejorar el rendimiento físico - de ahí a los consejos del equipo de Rafa Nadal al tenista en el US Open -; a perder peso; a proteger el cerebro y a favorecer la concentración. Eso sí, todo esto se consigue dentro de unos parámetros, siempre y cuando no se sobrepase de una cantidad específica de café.
Solo cuatro tazas de café al día
Tomar café en grandes cantidades puede ser peligroso para la salud, pese a que este alimento se incluya en una dieta saludable, según la Administración de Alimentos y Medicamentos de EEUU (FDA). La dosis recomendada varía en función de cada persona.
Según la FDA, una persona adulta puede llegar a tomar hasta 400 miligramos de café al día, que correspondería a cuatro tazas (siempre teniendo en cuenta otros factores como si tiene patologías, si toma medicamentos...).
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De superar estas cuatro tazas, podría provocar cefaleas, nervios, irritabilidad, micción frecuente, insomnio y latidos acelerados. Si se desea reducir el consumo de café se recomienda hacerlo gradualmente. Por último, hay que recordar que se desaconseja su ingesta en embarazadas, lactantes y personas con problemas cardiovasculares, gástricos o mentales.