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La verdad sobre el corte de digestión en verano: ¿hay que esperar dos horas, como dice tu madre?

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Seguro que tú has sido uno de otros tantos niños que en su infancia han tenido que esperar durante dos horas después de comer para volver meterte al agua, ya sea en la playa o en la piscina. Tus lloros daban igual. Tu madre tenía una razón de peso: podrías tener un corte de digestión.

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De no quedarte en la toalla bajo la sombrilla o el árbol, te arriesgabas a supuestamente interrumpir el proceso de la digestión que podría dejarte sin conocimiento en el agua. Sin embargo, esto no es del todo verdad. Más bien es un mito que se ha extendido entre generaciones y que no tiene base científica.

Los vómitos, nauseas o mareos que pueden producirse han de relacionarse con el cambio brusco de temperatura y no con la digestión. Cuando comemos, la mayoría de la sangre acude al estomago para realizar el proceso digestivo, por lo que el resto del organismo se queda más vulnerable a la caída de temperatura.

Cambio brusco de temperatura

Así lo explica Ricardo Gómez Huelgas, presidente de la Sociedad Española de Medicina Interna, en Newtral: "Si se somete al organismo a un estrés añadido como es un cambio de temperatura, puede haber esta reacción de bajada de presión arterial u otros síntomas".

Por lo tanto, el peligro está en tirarte al agua de forma brusca, especialmente si has disfrutado de una comida copiosa o si has bebido alcohol. Por eso, los expertos recomiendan prudencia y sumergirse en el agua progresivamente, para que nuestro cuerpo no reciba un shock termodiferencial, que en medicina se conoce como hidrocución.

¿Hay que esperar dos horas?

Por último, nos preguntamos si hay un tiempo de espera definido. "Se habla de dos horas porque básicamente es lo que tarda en vaciarse el estómago, pero no finaliza la digestión en dos horas", explica Juan Turnes Vázquez, secretario de la Asociación Española para el Estudio del Hígado y jefe del servicio de digestivo del Hospital Universitario de Pontevedra. Todo dependerá del tipo y la cantidad de alimentos que ingiramos y de la temperatura del agua.

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