La retrospectiva del pintor estadounidense que exhibe el Museo Nacional Thyssen-Bornemisza de Madrid permite asomarse en vivo y en directo a un pedazo de la historia del arte contemporáneo que sigue escribiéndose.
El Thyssen presenta la primera gran retrospectiva sobre la obra de Alex Katz en nuestro país, una instalación con cerca de 40 óleos de gran formato, acompañados de algunos estudios, que permite realizar un recorrido cronológico de la obra y su evolución a través de los temas habituales del pintor estadounidense: sus retratos –en solitario, duplicados y de grupo–, sus reconocibles bodegones de flores y sus paisajes envolventes de colores vivos y fondos planos. Es su seña de identidad.
La exposición, que podrá visitarse entre el 11 de junio y el 11 de septiembre, está comisariada por Guillermo Solana, director artístico del museo, y cuenta con el apoyo del propio artista, que a sus 94 años se ha implicado con la misma energía que ha volcado en su actividad creativa a lo largo de seis décadas.
Alex Katz (Nueva York, 1927), considerado una de las principales figuras de la historia del arte norteamericano del siglo XX, es historia viva del arte contemporáneo. En una época inmersa en el expresionismo abstracto y el pop, Katz reivindica siempre que tiene ocasión un lugar estrictamente personal. Él mismo ha expresado que solo quería hacer una pintura figurativa moderna, con una fuerte influencia –reconocida– del cine, la televisión y la publicidad.

La pintura fría de vivos colores
Decidió ser figurativo cuando se imponía la abstracción. Pero era demasiado moderno para los figurativos clásicos. Y demasiado decorativo y superficial para las vanguardias. A pesar de considerarse un precursor del arte pop no alcanzó la celebridad de figuras coetáneas como Warhol. Pero si algo marca su producción artística es su capacidad para arriesgar e innovar. Como cuando decidió llevar su pintura figurativa al lienzo de gran formato, característico de los expresionistas abstractos, algo que nadie había hecho antes. También su afán por la simplicidad, capaz de expresar mucho con muy poco. Pero no emociones.
Katz practica un tipo de realismo deliberadamente sofisticado y elegante, con el que no trata de provocar una emoción. Una pintura fría, a pesar de sus colores –planos y brillantes–, que se resiste a una lectura tridimensional, con un enfoque minimalista que reduce la forma a lo esencial.

Primera retrospectiva desde los 80
El título de la exposición, 'Alex Katz', lo dice todo. No solo es la primera retrospectiva de Katz en nuestro país, es la primera desde la exposición que le dedicara el Whitney Museum de Nueva York en 1986.
La muestra propone un recorrido cronológico que cubre casi seis décadas de su trabajo (desde 1959 a 2018), e incluye piezas fundamentales como 'The Red Smile' (1963), procedente del Whitney Museum of American Art de Nueva York; 'Round Hill (1977), de Los Angeles County Museum of Art; 'Red Coat (1982), del Metropolitan Museum of Art de Nueva York; además de pinturas pertenecientes a colecciones primavas como 'The Cocktail Party (1965), 'Ted Berrigan (1967), 'Blue Umbrella #2' (1972) y 'Green Table' (1996).
Entre los prestadores figuran, además, otros museos como el MoMA de Nueva York o el Museo de Arte Reina Sofía de Madrid. El Ministerio de Cultura ha otorgado garantía de Estado a 27 de las obras que se exhibirán en la exposición temporal del Thyssen 'Alex Katz'. Las obras han sido aseguradas en 62,9 millones de euros, tal y como recogía el BOE el pasado el 21 de abril.